martes 24 de septiembre de 2024
Editorial

Cambio de narrativa

Organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los 10 de septiembre de cada año se celebra el Día Mundial de Prevención del Suicidio. Este año el tema elegido es “Cambiar la narrativa”, que tiene como objetivos derribar barreras, como el estigma, crear conciencia y crear una cultura de comprensión y apoyo para prevenir el suicidio.

En Argentina las cifras son más que preocupantes. La cantidad de muertes anuales por suicidio es superior a las que provocan los accidentes viales y los homicidios dolosos. Según la información disponible en el Sistema Nacional de Información Criminal, el año pasado hubo 4.195 suicidios, 3.955 fallecidos por accidente y 2.046 homicidios.

La tendencia creciente se manifiesta con más énfasis desde la pandemia (hasta 2019 las muertes viales superaban a los suicidios entre las muertes violentas), y no es solo un fenómeno de la Argentina sino continental. De acuerdo con la OMS y la Organización Panamericana de la Salud, en América es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 20 a 25 años. Y, para dentro de un cuarto de siglo, las proyecciones indican que la depresión será la primera causa de enfermedad para el año 2050 en el mundo.

Actualmente algo más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos, lo que significa una muerte, Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada 40 segundos.

Que el grupo etario más propenso al suicidio sea el de los adolescentes y jóvenes se vincula con las escasas perspectivas que ven en su futuro. Por las limitaciones económicas en los países pobres y por la abundancia, que genera también falta de motivaciones vitales, en los países más ricos.

Durante varios años Catamarca figuró como la provincia con la tasa de suicidio adolescente más alta de la Argentina, con picos muy llamativos en el departamento Tinogasta. Las políticas de intervención al parecer surtieron efecto porque la tasa bajó, pero las causas estructurales permanecen vigentes, por lo que resulta indispensable removerlas con políticas públicas que contemplen los aspectos vinculados a la salud mental, pero también la generación de oportunidades laborales y de perspectiva de futuro.

Desde el punto de vista del abordaje médico, pese a que el suicidio es un tema tabú, los especialistas recomiendan hablar del problema, sobre todo si los que tienen un padecimiento mental, generalmente una depresión profunda, son adolescentes o jóvenes. Es necesario visibilizar la problemática, acompañar a las personas con vulnerabilidades, entenderlas y contenerlas.

La identificación de las causas de la angustia, la tristeza profunda, la desolación, la ausencia de perspectiva es, siempre, el primer paso para la prevención de una decisión drástica e irreversible. El cambio de narrativa también se vincula con esta actitud proactiva. n

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