A la familia de Ferreyra le preocupa que Castro pueda ser declarado inimputable
La madre de la víctima, Ángela Isabel Herrera, consideró que el imputado “es una persona que si bien tiene un retraso madurativo, dentro de eso él entiende lo malo que hizo”.
Madre. Ángela Isabel Herrera (centro) cree que Jorge Castro sí comprende la criminalidad del acto.
En la familia de Miguel Ángel Ferreyra, el hombre que fue asesinado el domingo 10 de septiembre de 2023, hay preocupación por la posibilidad de que Jorge Castro, una de las dos personas imputadas por el homicidio, pueda ser declarada inimputable por su “retraso madurativo moderado”. Por este motivo, están expectantes por la junta médica que le deben hacer a Castro para tratar de establecer si comprende o no la criminalidad del hecho que le endilgó la Fiscalía. En una entrevista con El Ancasti, la madre de Ferreyra, Ángela Isabel Herrera, manifestó su preocupación por la situación de Castro y consideró que él sí entiende lo que hizo.
“Es una preocupación, pero no va a ser así. Es una persona que está sana. Yo pienso que el que tiene un problema no va a venir planeando dos días antes para cometer un asesinato. Ya lo planeó porque ya lo intentó el día 8 de septiembre, ya lo había amenazado a mi hijo, le había tirado dos puntazos que le rompieron la campera. Y el 10 de septiembre, cometió lo que ya había planeado. No es una persona enferma. Él ya tenía intenciones de matar”, añadió
Para la progenitora de Miguel Ángel, el acusado “es una persona que si bien tiene un retraso madurativo, dentro de eso él entiende lo malo que hizo. Comprende todo”.
Por otra parte, Herrera se refirió a la situación de Mónica Murúa, madre de Castro y la otra acusada en la causa, quien el viernes 19 de enero fue trasladada a la Unidad de Mujeres Nº 2, luego de haber tenido prisión domiciliaria por varios meses.
“Luchamos hasta que logramos que ella volviera al Servicio Penitenciario porque es donde ella tiene que estar por lo que hicieron con su hijo (por Castro). Se supo que ella desde un primer momento estuvo con un muy buen estado de salud. La verdad que (estoy) más tranquila, pero tenemos que esperar, todavía falta bastante para que todo esto se termine y mi hijo pueda descansar en paz, que es lo que nosotros estamos buscando”, añadió.
Por último, insistió en que buscan que Castro y Murúa “paguen lo que hicieron a mi hijo porque fueron unos cobardes, que se haga justicia”. También estimó que ambos “van a ser condenados porque tienen que ser condenados, son asesinos. Si bien todo eso no va a hacer que mi hijo regrese, pero él va a poder descansar en paz porque se va a hacer justicia”.
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Castro. Uno de los imputados.
Hecho
El domingo 10 de septiembre del año pasado, Ferreyra recibió una puñalada en su pecho que terminó con su vida. Ocurrió en el barrio 140 Viviendas, ubicado en Valle Viejo. Según la pesquisa, Murúa se encargó de disminuir la defensa de Ferreyra y, tras esto, Castro se aprovechó de la situación y le dio el puntazo fatal a la víctima con un cuchillo tipo carnicero.
Ese día, pasadas las 10.15, Ferreyra se encontraba reunido con más de tres hombres tomando bebidas en la vía pública, sobre la calle pública sin nombre en intersección con la calle José Luis Galarza, a orillas del “canal de la muerte”, en el barrio mencionado.
En ese momento, Castro se hizo presente en el lugar. Llegó a bordo de una motocicleta Yamaha Crypton roja. Allí, Castro y Ferreyra mantuvieron una discusión. Esto sucedió porque Ferreyra acusaba a Castro de haberle sustraído un casco que era de su propiedad. Tras la discusión, se inició una pelea a puños entre ambos. El combate fue apaciguado por Jonathan Agüero, uno de los hombres que estaba compartiendo bebidas con Ferreyra. Agüero separó a Castro y Ferreyra.
Luego de esta situación, Castro se dirigió caminando hasta su casa, que está situada en el Loteo Jalil, a unos 300 metros de la escena del crimen. A los pocos minutos, volvió al lugar del hecho acompañado por Murúa, quien es su madre. Iban en busca de Ferreyra. Castro llevaba una pala en una mano y dos cuchillos en la otra. Su madre, por su parte, tenía un látigo con cabo de madera y tiras de cuero.
Al encontrarse con Ferreyra, Murúa lo insultó y lo incitó a pelear. También empezó a aplicarle varios golpes con el látigo a Ferreyra y a Agüero. Agüero, por su cuenta, intentaba retirar a Ferreyra del lugar colocando su moto en el medio para evitar las agresiones hacia Ferreyra, mientras retrocedían. Ferreyra estaba de pie y Agüero a bordo de la moto, con la intención de evitar los ataques de Castro y Murúa.
En ese trayecto, a Castro se le cayó un cuchillo. Seguidamente, Castro y Murúa agredieron a Ferreyra. Él lo golpeó con la pala y su madre con el látigo. Para la investigación, Murúa tuvo intenciones de cooperar con Castro, a sabiendas de que su hijo tenía un arma blanca. En este sentido, Murúa disminuyó la defensa de Ferreyra y, tras esto, Castro aprovechó que estaba en ventaja y le asestó la puñalada a Ferreyra con el cuchillo tipo carnicero, todo esto de acuerdo con la información que surgió de la pesquisa.
Murúa y Castro están acusados por el hecho. Palacios imputó a Castro por el delito de “homicidio simple en calidad de autor” y a Murúa, por “homicidio simple en calidad de partícipe secundaria”. Ambos están detenidos con prisión preventiva. En el caso de Castro, él se encuentra encarcelado en el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) de Miraflores, en el departamento Capayán.