Según los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en julio se contabilizaron 1.150.737 asalariados privados registrados en la industria. Lo que representa una contracción del 1,1% interanual y una baja del 0,3% mensual desestacionalizada. Equivalente a 3.294 trabajadores menos respecto de junio. Si se compara con el pico que se alcanzó en agosto de 2023, la industria destruyó 43.970 empleos, lo que implica una retracción del 3,7% en menos de dos años.
El rubro textil, confecciones, cuero y calzado fue el más golpeado. Perdió 872 empleos en julio (-0,8%) y acumula una caída interanual del 4,9%, con una merma de **5.586 trabajadores. Mientras que frente a agosto de 2023 el retroceso llega al 11,3% (13.830 puestos menos).
La metalmecánica, que fue uno de los motores de la recuperación pospandemia, también muestra signos de enfriamiento. Emplea 223.440 asalariados, con una caída del 1,6% interanual y del 5,3% respecto al máximo de 2023. En tanto, la industria automotriz y de neumáticos recortó 534 empleos en el mes (-0,6%). Mientras que en la comparación interanual la baja asciende al 2,5%, equivalente a 2.180 trabajadores menos.
Otras ramas como madera y papel (-2%), otras manufacturas (-0,2%) y química y petroquímica (-0,2%) también mostraron caídas, aunque de menor magnitud. El único segmento con variación positiva fue alimentos y tabaco, que sumó 839 empleos interanuales (+0,2%). Aunque sin revertir la tendencia general negativa del sector manufacturero.
Un retroceso acumulado desde 2013
El informe advirtió que la pérdida de puestos industriales tiene un componente estructural. “Al comparar históricamente, el empleo industrial cuenta hoy con 111.385 trabajadores menos (-8,8%) que en el máximo que se alcanzó en octubre de 2013”.
Aun en los años de crecimiento, el empleo fabril no logró recuperar los niveles de hace una década. La actual fase de contracción consolida una tendencia descendente que impacta tanto en la cantidad de empresas como en la calidad del empleo.
Como indican los datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), el número de empleadores industriales cayó 2% interanual en julio. Lo que implica 983 empresas menos en comparación con igual mes de 2024. Frente a diciembre de 2023, la contracción asciende al 3,9%, con 1.937 firmas menos inscriptas en el sistema.
En total, el país cuenta hoy con 47.827 empleadores industriales, una cifra que contrasta con las más de 50.000 empresas registradas cinco años atrás. Este proceso de reducción refleja la compleja situación de las pequeñas y medianas industrias, que enfrentan una caída sostenida en la producción, mayores costos y dificultades financieras.
El panorama hacia adelante tampoco resulta alentador. Según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), el porcentaje de empresas industriales que espera aumentar la dotación de personal en los próximos tres meses se ubica en apenas 7%. Mientras que el 9,3% prevé incrementar las horas trabajadas. Las expectativas netas, que surgen de la diferencia entre quienes anticipan subas y quienes esperan reducciones, son negativas. Alcanzan a -12,5 puntos para la dotación y -11,7 para las horas trabajadas.
El relevamiento también muestra unaumento en las suspensiones de personal, especialmente en plantas medianas y grandes. El CEU-UIA advirtió que la aplicación de suspensiones volvió a niveles similares a los de mediados de 2020, durante la crisis sanitaria. Lo que refleja un enfriamiento generalizado de la actividad fabril.
Las empresas de 10 a 49 trabajadores registran una variación del empleo del -1,1% interanual. Mientras que las de 200 o más empleados caen un 0,8%. Lo que indica que el ajuste se distribuye de manera pareja entre distintos tamaños de compañías.
Un contexto laboral sin repunte
El deterioro industrial ocurre en un contexto de estancamiento del empleo privado total. En julio, el conjunto de los asalariados registrados del sector privado apenas mostró una suba interanual del 0,1%. Con 5.820 trabajadores más pero una baja mensual del 0,1% desestacionalizada.
A nivel general, la tasa de empleo se ubicó en 44,5% de la población, mientras que la tasa de desocupación se mantuvo en 7,6%. Así lo informó la Encuesta Permanente de Hogares del Indec. Esto implica que el mercado laboral no logra absorber la caída del empleo industrial, ni generar nuevos puestos en los sectores de mayor productividad.
La industria, en cambio, explica buena parte del retroceso. De los 165.000 empleos privados destruidos desde el máximo de 2023, casi 44.000 corresponden a la manufactura. Lo que la convierte en el rubro con mayor impacto en la pérdida global de puestos formales.
El informe detalló además la situación por provincia. Buenos Aires, que concentra casi la mitad del empleo fabril del país, perdió 2.737 puestos en julio (-0,1%). Y acumula así una baja del 2,3% frente a agosto de 2023, lo que equivale a 46.773 trabajadores menos. En la ciudad de Buenos Aires, la reducción fue del 0,2% mensual y del 1,6% interanual.
En el interior, las mayores caídas se registraron en Chubut (-6,6% interanual), Santa Cruz (-7,8%), La Rioja (-13,3%) y Formosa (-14,3%). Todas provincias con fuerte presencia de industrias específicas, como automotriz, textil o electrónica. Y fueron particularmente golpeadas por la retracción del consumo y la baja de la producción. Solo algunas jurisdicciones del noroeste y Cuyo, como Tucumán (+0,5%) y Mendoza (+0,6%), lograron mostrar un leve crecimiento en la cantidad de empleos industriales, por los sectores alimentario y agroindustrial.
Un llamado de atención sobre el empleo fabril
El CEU-UIA concluyó que la evolución del empleo industrial refleja una “situación de alerta” para la economía argentina. La pérdida de puestos fabriles, la disminución de empresas registradas y las expectativas negativas sobre la contratación anticipan un escenario complejo para el cierre de 2025.
“Durante los primeros siete meses del año, la industria perdió más de 12.000 empleos y se encuentra en su nivel más bajo desde 2022. Las perspectivas de recuperación dependerán del repunte de la producción y la mejora del entorno macroeconómico”.
Con más de 111.000 trabajadores menos que en el máximo histórico de 2013, el empleo industrial argentino atraviesa una de sus etapas más críticas. El desafío, según la UIA, será sostener la capacidad productiva. Y evitar entonces una nueva ola de cierres que profundice la pérdida de puestos de trabajo de calidad en el sector manufacturero.