jueves 28 de marzo de 2024
ELECCIONES 2019 || ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA TRAS LAS ELECCIONES

Marangoni: "El país está en terapia intensiva y va a seguir así por un tiempo"

El politólogo graficó de esa forma el contexto del país, al señalar que para superar esa etapa debe "estabilizarse".

Por Redacción El Ancasti

El miércoles pasado, en una jornada que se realizó en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas, el politólogo, exdirector del Banco Provincia (Buenos Aires) y actual director de la consultora M&R Asociados, Gustavo Marangoni, disertó sobre "Claves para generar un proyecto de provincia integrada al mundo".

Llegó a Catamarca gracias a la coordinación con la Asociación Civil de Estudios Populares y la Fundación Konrad Adenauer, y mantuvo un encuentro con El Ancasti en el que opinó sobre la situación actual del país y el contexto que habrá tras las elecciones del 27 de octubre. "La Argentina está en terapia intensiva y va a seguir así por un tiempo", advirtió.

-¿Cuál cree que será el desafío luego de las elecciones? 
-Están articuladas dos cosas. En primer lugar, que todas las provincias y la CABA necesitan que la Nación les aporte estabilidad y crecimiento como precondición elemental para desarrollar determinados potenciales y en segundo lugar hay que ver con qué sucede en el mercado interno. Por eso la estabilidad y el crecimiento. Lo inmediato es el consumo interno. Esta y todas las provincias requieren de la exportación, pero la situación acuciante está dada por la falta de consumo del ciudadano de a pie, y es perentorio resolverlo rápidamente. Mucho de este dependerá de la administración que surja el 27 de octubre y de las medidas que tome para reactivar la economía. Eso seguramente involucrará una rediscusión de fondos entre Nación y provincias, y la situación de la Argentina en el mercado internacional, que está pendiente de resolución.

-¿Qué puede ocurrir?
-La situación postelectoral es complicada. La Argentina está en terapia intensiva y va a seguir así por un tiempo. Esto es lo primero que hay que admitir para no engañarse. Uno por supuesto tiene la confianza de que las cosas mejoren, pero me parece que hay muchos temas delicados a los que hay que hacerle frente y no se van a solucionar rápidamente. Tenés que renegociar la deuda y no es una tarea sencilla. Hay que renegociar 90.000 o 100.000 millones en dólares en ley extranjera. Además, vamos a tener que convivir mucho con la carencia de dólares en el BCRA. No digo en la Argentina, porque hay muchos dólares, pero no están en el BCRA, y eso va a seguir así. Esa restricción va a afectar al sector privado y también a las provincias, que también requieren dólares para hacer frente a los pagos de sus deudas. También va a haber que convivir mucho tiempo con los controles de capital, que pienso que llegaron para quedarse e incluso se podrían endurecer. Va a tener que haber una reformulación del sistema financiero para ver cómo pasamos de estas tasas de 25 o 30 puntos por encima de la inflación a tasas que estén en un nivel mucho más razonable, entre otras medidas. Ahora, todo esto que es fácil de describir tan relajadamente, es difícil cuando tenés en la mesa a todos con sus distintas prioridades, urgencias y reclamos que seguramente son justos. Allí está la capacidad política para ordenarlos, jerarquizarlos, organizarlos y darles sentido. Va a ser clave la reacción de los jugadores políticos desde el 28 de octubre al 10 de diciembre.

-En ese contexto, ¿Cómo se verán afectadas las provincias?
-Se les acerca un momento difícil del año que son los aguinaldos y lo vencimientos de deuda. Van a tener que sentarse a negociar con un Gobierno nacional que no estará ni para hacer dulce, ni para regalar plata. Por eso, sin hacer tremendismo, creo que la situación es la de un paciente en terapia intensiva: lo primero que es necesario es que no colapse. Eso hay que hacer con Argentina, ver qué renegociación de la deuda es razonable. Hay provincias con las que hay disputas por cajas previsionales u otras deudas cruzadas. La agenda va a ser muy exigente. Hoy el asalariado argentino, en dos años, perdió el 20% de su ingreso real. Entonces hay una suerte de tormenta perfecta: a la actividad privada le cayó la demanda porque cayeron los salarios, le subieron los costos porque subieron los impuestos, y desapareció el crédito. No hay economía que pueda funcionar así. La urgencia del Estado es torcer eso. Se dijo muchas veces a lo largo de estos que lo peor ya pasó, que viene lo mejor. Bueno, hay que empezar a dar manifestaciones concretas de que los incentivos cambian. Hace mucho que no hablamos de crecer y producir. Una economía que no crece no puede solucionar sus problemas de inflación, no puede solucionar sus pujas distributivas entre trabajadores y capital, y tampoco entre Estado nacional y las provincias. Lo importante es generar un patrón de crecimiento y para eso es necesario tener un desahogo financiero.

-¿La estabilidad se puede dar con una continuidad de Gobierno o un cambio de gestión?
-Cada sociedad cuando vota elige renovar la confianza y la esperanza, pero a esa esperanza la vas a tener que alimentar porque si los meses pasan y no se genera un cambio, siempre está desilusión a la puerta de la esquina. Creo que el cambio de Gobierno sería algo positivo, porque recrea expectativas. La credibilidad es un capital muy particular, porque si se agota es difícil que la misma persona lo vuelva a regenerar. En el caso de que las elecciones confirmen el resultado de agosto, se va a generar una suerte de posibilidad de cambio, de expectativa, de estímulo al mercado interno que este Gobierno no supo conseguir, aunque quiso. Igualmente, a eso tenés que alimentarlo, porque si no se consume. Obviamente dependerá de cuando se comiencen a conocer los nombres de quienes integren los equipos. Por eso creo que va a ser necesaria mucha coordinación entre quienes sean Gobierno y quienes no, y también que se den señales muy concretas en los sectores estratégicos como la minería, la agroindustria, entre otros.

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