EL ANCASTI dio a conocer también el auge de las financieras virtuales y de la peligrosidad con la que operan, pese a ello no existe reglamentación que pueda controlar el desarrollo del comercio ilegal.
Si bien desde Defensa al Consumidor se admitió la presencia de las financieras en las redes sociales y de la forma en que operan para captar a los clientes, se indicó que no existe reglamentación que los faculte a inspeccionarlas y sancionarlas.
Resulta que casi la totalidad de los comercios que ofrecen préstamos en efectivo a través de las redes sociales, carece de espacio físico y desarrolla la actividad bajo la clandestinidad, por lo que resulta casi imposible comprobar fehacientemente su existencia y la actividad que realiza.
Mientras trabajan en el anonimato, ofrecen préstamos con requisitos muy accesibles para un cliente desesperado, pero a tasas casi idénticas que los comercios que trabajan cumpliendo los requisitos para ejercer la actividad comercial.
La gran parte estas financieras no cuentan con espacio físico, y el contacto con el cliente es telefónico; se citan en un lugar público por lo que no se puede dar con el espacio donde trabajan.
Las financieras virtuales, que en algunos casos prestan servicios de delibery, se escabullen ante la posibilidad de un control o cuando se requiere más información que un cliente habitual.
Tal es así que luego de los informes publicados por EL ANCASTI, muchas de ellas simplemente desaparecieron del mundo virtual y levantaron sus insistentes promociones, con el objeto de no llegar a ser individualizadas. Por lo que seguramente requerirá de una exhaustiva evaluación de quienes tienen en sus manos la facultad de normar para proteger a la sociedad.