19 de mayo de 2014 - 17:03 Por Redacción El Ancasti El actual ministro de Servicios Públicos de la provincia,
Gustavo Aparicio, ha salido a defender su "honestidad y probidad” con elogiable
pluma y argumentos retóricos, pero con escasas explicaciones respecto de
elementos concretos que fundamenten su ajenidad en el caso de las evidentes
irregularidades que han jalonado la obra del tendido eléctrico de El
Portezuelo.
Tales irregularidades empiezan con el cambio de la traza
original, solicitada por la empresa Gabiola un mes después de que consiguiera
la adjudicación por 2,6 millones de pesos. El nuevo tendido facilita el
mantenimiento, pero al alto costo de producir una contaminación visual al parecer
ya irreparable de la cuesta mencionada,
que es patrimonio cultural y turístico de la Provincia de Catamarca por
decisión unánime de la Legislatura, y que en consecuencia está protegida por
una ley específica que establece procedimientos especiales para cualquier
intervención en ella.
La empresa comenzó los trabajos sin contar con un
requisito obligatorio, que es el informe de impacto ambiental aprobado por la
Secretaría de Ambiente. El cambio de traza, además, no fue aprobado formalmente,
según el ex ministro Julio Molina. De hecho, la resolución ministerial no se
encuentra en el expediente.
Éstas son sólo algunas de las irregularidades detectadas.
En el fondo de la cuestión subyace el hecho de que los cambios en el trazado han
sido tan drásticos que en realidad la obra ejecutada por la empresa no es la
que fue licitada, sino otra de parecidas características.
Ahora Aparicio, luego de la denuncia del diputado Juan
Pablo Millán, fundamenta su inocencia enrostrando en el denunciante presuntos
afanes figuratorios. Mejor hubiera sido que recordara, para arrojar luz sobre
los hechos, que él, antes de desembarcar como ministro del área, trabajó como
técnico de la empresa Gaviola justo en el momento en que comenzó la ejecución
de la obra. Y fue también él, cuando estaba del otro lado del mostrador, quien
aconsejó el cambio de la traza.
Por eso resulta poco decoroso que defienda, como
funcionario público, el procedimiento que impulsó como profesional de la
empresa.
El tema está en manos de la Justicia, que deberá decidir
sobre la responsabilidad de todos los actores. Mientras tanto, no se puede
dejar de señalar la inconveniencia de defensas tan endebles.
Restan aún muchas explicaciones de parte del ministro. Y
también de quienes, embarrando aún más la cancha, propusieron que Aparicio, que
ya estaba en la lupa por su actuación como profesional, desembarque como
titular del ministerio investigado.
EL ANCASTI