En un debate abreviado, en el Tribunal Oral Federal (TOF), Héctor Ricardo “El Gordo Richard” Altamiranda fue condenado a la pena de cuatro años de prisión por el delito de “tenencia de estupefacientes para comercialización”. Sin embargo, mantendrá el beneficio de prisión domiciliaria del que venía gozando.
La defensa estuvo a cargo de Luis Tula y la parte acusadora estuvo a cargo de la auxiliar fiscal Mariela Correa. La audiencia fue presidida por el juez federal Juan Carlos Reynaga.
El caso de Altamiranda se remonta a febrero de 2012, por una denuncia en la Dirección de Drogas Peligrosas que aseguraba que "El Gordo Richard" vendía droga en su casa. Se inició un operativo de inteligencia durante el lapso de tres años y en mayo de 2015 fue aprehendido Altamiranda, en el ingreso de su domicilio. Si bien estaba junto a su grupo familiar y tres personas más, solo “El Gordo Richard” quedó detenido. Se encontraron, en el living, 32 envoltorios de cocaína por un peso total de 48 gramos, $384 y dos teléfonos celulares.
En medio del operativo, “El Gordo Richard” manifestó, de manera espontánea, “no revisen todo; tengo un hijo y no quiero que vea todo esto. Ya les voy a mostrar donde tengo la porquería en mi pieza. En un compartimiento del placard que se encontraba en la habitación que compartía con su esposa tenía escondida más droga. Altamiranda entregó otros 52 gramos de cocaína, que tenía escondida en su habitación, y otros 167 gramos más de la misma sustancia, oculta en una alacena de la cocina. En total, se le habían secuestrado 267 gramos de cocaína, lista para comercializar.