En la tercera y última audiencia, la Cámara Penal de Primera Nominación, por mayoría, resolvió condenar a M., imputado por el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo y continuado”, a la pena de 12 años de prisión. Los camaristas Fernando Esteban y Fabricio Gershani Quesada coincidieron en sus votos al hallar culpable a M. y penalmente responsable por este delito. En tanto que el juez Carlos Roselló, en disidencia, absolvió al imputado por el beneficio de la duda.
M. se sentó en el banquillo de los acusados por una denuncia en su contra realizada por su propia madre. En la primera jornada, M. se abstuvo de declarar y en la segunda jornada declararon seis testigos, todos ellos propuestos por la defensa.
En la instancia de los alegatos, el fiscal Jorge Silva Molina solicitó una pena de 14 años. La defensa, a cargo de Víctor García, pidió la absolución por el beneficio de la duda. Los camaristas Esteban y Gershani Quesada fallaron de acuerdo con lo solicitado por la fiscalía.
El imputado estaba a cargo de sus hijas. Su ex pareja los había dejado para formar una nueva familia, en otra provincia. Entonces, este hombre junto con sus dos hijas fueron a vivir a la casa de su madre, en la Capital. Sin embargo, a puertas cerradas y aprovechando que nadie lo veía, abusó sexualmente de su hija más pequeña, por entonces de cinco años. Se estima que los hechos ocurrieron entre noviembre de 2015 y febrero de 2016.
La situación salió a luz porque la niña le contó a su abuela que sentía molestias en su zona íntima. “¿Qué te sucedió?”, preguntó la abuela y la nena le respondió que su padre la tocaba con insistencia cada vez que la bañaba. Descubierta esta situación, la mujer realizó la denuncia, contra su propio hijo.
En diciembre del año pasado, el imputado fue privado de la libertad. Las hermanas del imputado manifestaron su desacuerdo con el veredicto y adelantaron que lo apelarán. Insistieron en su inocencia. También pedirán la prisión domiciliaria, por su salud.
