Anahí salió de su casa el sábado 30 de julio con su campera marrón. Según le dijo a su familia, iba hacia el polideportivo del Parque Eva Perón, de Lomas de Zamora, donde iba a encontrarse con amigos. Nadie más la vio.
Anahí salió de su casa el sábado 30 de julio con su campera marrón. Según le dijo a su familia, iba hacia el polideportivo del Parque Eva Perón, de Lomas de Zamora, donde iba a encontrarse con amigos. Nadie más la vio.
"La conozco y sé que ella no se iría. No tenía motivos para irse con nadie, a ningún lado. Estoy segura de que fue algo violento. Era feliz", dijo unos días después su mamá en una de las marchas que se organizaron en Banfield para reclamar que se investigue dónde está.
Anahí tiene 16 años y cursa 5° año en la Escuela Normal Antonio Mentruyt donde el clima, todos estos días, es de incertidumbre y tristeza. "Es un lugar especial, ahora con esto estamos apuntalando la contención", comentó a Infobae un docente.
En el aula, Anahí es una chica como todas, con amigos y amigas, quizás un poco tímida. Desde hace tres meses está de novia con Elías, un joven con el que se conocen hace tres años. El chico también está desconcertado. "Yo la veía bien como para tomar la decisión de desaparecer de su casa", dijo a la prensa. También contó que, como la conoce de antes de ponerse de novios, sabe que en otra época ella atravesó altibajos emocionales y había pasado por momentos de depresión. "Pero desde que empezamos a salir está mejor anímicamente", contó Elías.
Tal vez su ánimo oscilante tenga que ver con la historia de su papá, quien hasta poco tiempo atrás estuvo preso por haber sido encontrado culpable de un homicidio."La relación suya con él es escasa", contó su hermano David. Silvia, la mamá de la chica, conoció al padre de Anahí en prisión, y allí fue concebida la adolescente que hoy sigue desaparecida.
Hasta el día en que nadie supo más de ella, Anahí vivía con su mamá, en una casa modesta en Banfield, en un terreno que compartían con su abuela y su hermano David, quienes habitan otra vivienda al fondo del terreno. Silvia, su mamá, no sabe si vive en un sueño o en la realidad. Busca rastros de su hija que nadie dejó. "Si había algún problema en su vida, yo estoy muy pendiente. Sé con quién se relaciona, la confianza, el diálogo, no es que no estoy pendiente; si realmente es algo que se me escapó, debe haber sido algo muy bien escondido, no tengo noción, por más que haya sido algo voluntario, no se hubiese prolongado tanto tiempo", se pregunta y se responde su mamá, víctima de lo peor con lo que puede convivir alguien en un caso como este: la incertidumbre.
Silvia dice lo que también dicen las fotos: "Mi hija es muy hermosa, muy llamativa, mide 1,70, tiene el pelo largo, facciones muy lindas". El comentario tiene que ver con la sospecha de que la chica haya podido ser víctima de una red de trata. La mujer, con el peso de la angustia encima, no desconoce esa posilidad: "No la descarto, no sé qué pensar, es una agonía diaria, no sé si estoy viviendo o soñando".
Fuente: Infobae