La avioneta que estaba desaparecida desde el 24 de julio, cuando despegó del Aeropuerto de San Fernando, fue hallada estrellada en las aguas del río Paraná Guazú, en la zona del Delta y a unos 40 kilómetros de la localidad de Zárate.
La avioneta que estaba desaparecida desde el 24 de julio, cuando despegó del Aeropuerto de San Fernando, fue hallada estrellada en las aguas del río Paraná Guazú, en la zona del Delta y a unos 40 kilómetros de la localidad de Zárate.
El hallazgo de los restos del avión Mitsubishi biturbo con matrícula LV-MCV fue confirmado en un comunicado oficial por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), aunque al cierre de nuestra edición no se había revelado ninguna información oficial en torno a la suerte de sus tres tripulantes.
Entre los restos encontrados estaría la cola del avión con la leyenda de la matrícula, con lo cual se habría identificado que efectivamente se trataba de la aeronave desaparecida.
En el comunicado consignó que como resultado del operativo de búsqueda que coordina la ANAC, cerca de las 17.40, “una aeronave perteneciente a este organismo encontró restos de una aeronave mientras sobrevolaba la zona de confluencia de los ríos Paraná Guazú y Barca Grande del delta bonaerense".
Tras confirmarse el hallazgo, se envió al lugar un helicóptero y dos embarcaciones para preservar la zona, cuyo personal confirmó la pertenencia de los restos.
Según se indicó, las partes encontradas se hallaban semienterradas en un sector pantanoso, en un cráter tapado por agua y vegetación.
En el hecho tomó intervención la Junta de Investigación de Accidentes de la Aviación Civil.
Desolación
Tras el hallazgo fueron convocados al Aeropuerto de San Fernando los familiares de los tripulantes de la nave: los pilotos Matías Ronzano y Facundo Vega, y el único pasajero a bordo, Matías Aristi, hijo del dueño de la compañía agropecuaria Aibal S.A, propietaria del avión.
En el momento en el que recibían la triste noticia, se vivieron escenas de desconsuelo entre los familiares de los tripulantes, mientras que se desvanecían las esperanzas de que hayan sobrevivido.
En todo momento las familias de los tres hombres desaparecidos habían manifestado su esperanza de que fueran encontrados con vida. Fueron varias las hipótesis entorno a la suerte de la aeronave. Mientras que la mujer de uno de los pilotos, Ronzano, dijo desde un principio que habían sufrido un accidente, aunque su marido contaba con una amplia experiencia en vuelos.
La avioneta había partido el 24 de julio desde el aeropuerto de San Fernando, con destino a Formosa.
A los 5 minutos del despegue había perdido todo contacto y se estimaba que la última comunicación se realizó a la altura de Escobar, con lo que habría alcanzado a recorrer 20 kilómetros.