Unos 270 niños, jóvenes y adultos peregrinaron al Santuario Catedral y recibieron la Confirmación
Una jornada especial vivió la comunidad parroquial de San Pío X, el domingo 5 de octubre, con la peregrinación jubilar y la celebración de las Confirmaciones en la Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del Valle, donde atravesaron la Puerta Santa para recibir la indulgencia plenaria que otorga la Iglesia en este Año Santo.
Unos 270 niños, adolescentes, jóvenes y adultos pertenecientes a las siete comunidades de la jurisdicción parroquial: Sede Parroquial, San Ramón Nonato, Nuestra Señora de Guadalupe, Santa Maravillas de Jesús, San Juan Pablo II, Nuestra Señora de Luján y San Cayetano, loteo Parque Sur, recibieron el Sacramento de la Confirmación en el marco del Año Jubilar 2025.
La Santa Misa fue presidida por el obispo Luis Urbanc, y concelebrada por el párroco de San Pío X, padre Héctor Salas, mientras que los sacerdotes Juan Ramón Cabrera y Ramón Carabajal, rector y capellán del Santuario Catedral, respectivamente, acompañaron en el momento de la unción de los confirmandos y de la Comunión.
Participaron de esta ceremonia litúrgica padrinos, catequistas, familiares, amigos de los confirmandos y la comunidad en general, quienes colmaron el templo catedralicio, donde se vivió una gran fiesta de la fe.
Tras la proclamación de la Palabra de Dios, el padre Salas presentó al Obispo a los candidatos a recibir el Sacramento de la Confirmación.
En su homilía, Mons. Urban señaló algunos puntos de los textos bíblicos proclamados como la fidelidad, afirmando que ésta “es característica esencial del amor, y nosotros tenemos, como dice Jesús al final del Evangelio, el deber de amar a Dios con todo el corazón, con toda la fuerza, con todo el ser, y al prójimo”.
Asimismo, apuntó que “el otro punto importante es el perdón”, enfatizando que “el punto más alto del amor es el perdón. Por eso lo tenemos durante todo este Año Jubilar al Cristo crucificado acá, ahí está la expresión más grande de amor que puede haber experimentado la humanidad, porque Cristo, antes de morir, mirando a quienes lo crucificaron, dice: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’”.
También, entre otros conceptos, aseveró que “otro elemento importante es tener fe para aceptarlo a Jesús”.
Hacia el final manifestó que “en este Año Jubilar podemos recibir la indulgencia plenaria, es decir, borrón y cuenta nueva de todas las penas, castigos que merecemos por los pecados cometidos. Por eso, este año han conseguido dos propósitos: por un lado, el Sacramento de la Confirmación para los chicos que culminan la Iniciación Cristiana; y, por otro lado, participar de la gracia propia del Año Jubilar en el que estamos recordando los 2025 años del Nacimiento del Redentor, del Salvador del mundo, quien le da sentido a nuestra vida. Gracias a Él que murió y resucitó, estamos acá, porque Cristo es el Hijo de Dios que vino al mundo de las purísimas entrañas de María y nos ha regalado el don de la fe y nos regala el Espíritu Santo que nos permite profundizar y afianzar esta fe, y, sobre todo, para que tengamos el coraje, el valor, la lucidez de anunciar y de ser testigos de Jesucristo”.
Concluida la predicación, se procedió a ungir la frente de los confirmandos con el aceite sagrado, mientras la asamblea entonaba cánticos de alabanza al Espíritu Santo, que llegaba a cada uno de ellos con sus siete dones.
Luego de la Comunión y del canto a la Madre del Valle, el párroco agradeció al rector del Santuario Catedral y a sus capellanes, quienes abrieron las puertas de la Casa de la Virgen para vivir esta celebración; como también a los catequistas, a los papás y padrinos por su colaboración. Además, dio gracias a Dios porque más de 500 niños, adolescentes, jóvenes y adultos han recibido por primera vez a Jesús Sacramentado y el Sacramento de la Confirmación con el Espíritu Santo durante este año.