viernes 11 de octubre de 2024
AÑO JUBILAR MARIANO 2020 || 400 AÑOS DE PRESENCIA AMOROSA DE MARÍA, LA PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN, EN EL VALLE DE CATAMARCA

Los historiadores de la Virgen del Valle

Ya en 1858, Fray Mamerto Esquiú pronunció un sermón referido a la Inmaculada Concepción con información histórica.

Por Redacción El Ancasti

El interés por la historia de la Virgen del Valle se trasluce en la producción de escritores e historiadores sobre el tema, desde el siglo XIX. Aquí nos referiremos a algunos de esos aportes.
Un antecedente significativo es que en agosto de 1858 fray Mamerto Esquiú pronunció un sermón referido a la Inmaculada Concepción con información histórica sobre la Virgen del Valle. Y en 1875, Esquiú refería que los cabildantes catamarqueños del siglo XVII la nombran como la Purísima Concepción de María Nuestra Señora, lo que indica que el Orador de la Constitución investigaba la historia de Catamarca y de la Virgen del Valle.

En ese mismo año de 1875 escribió Federico Espeche que “Catamarca tiene una imagen sagrada, en quien deposita la fe de sus creencias, atrayendo en derredor del objeto adorado las plegarias de Santiago, Tucumán, Salta, Rioja, Córdoba. La Virgen del Valle es milagrosa y el ocho de todos los Diciembres la ciudad de Catamarca es una romería, donde millares de paisanos y forasteros hacen oración en un altar…”.

Entre los primeros trabajos referidos a la historia del Virgen del Valle propiamente dicha aparece “La Virgen del Valle y Catamarca ó el verdadero origen de la Ciudad de Catamarca”, que fue publicado en 1883 por el presbítero italiano Pascual P. Soprano, quien años después, en 1889, da a publicidad su libro “La Virgen del Valle y la conquista del antiguo Tucumán”. 
Por esos años, aparece la primera de varias obras sucesivas de fray Bernardino Orellana titulada “Ramillete histórico de los milagros de la Virgen del Valle”, en 1887. Estas obras motivaron la crítica de dos figuras representativas de la historiografía regional: Samuel Lafone Quevedo y Antonio Larrouy. El primero de ellos en su libro “Londres y Catamarca”, plantea diferencias con algunas de las afirmaciones de Orellana.

En abril de 1891, días después de la Coronación de la Imagen de la Virgen, los vicarios José Facundo Segura y Pablo Padilla y Bárcena, le encargaron a Lafone Quevedo escribir una nueva Historia de la Virgen. La obra estuvo concluida en diciembre de ese año pero recién fue publicada en 1897 con el nombre de Historia de la Virgen del Valle.
Pocos años antes de la aparición del libro de Lafone, debemos mencionar también los diez números de la revista “Anales de la Virgen del Valle publicados con motivo de su solemne Coronación”, que vieron la luz, con alguna interrupción, entre 1890 y 1893.
Ya en el siglo XX, el primer obispo de Catamarca, Bernabé Piedrabuena, encargó al padre Antonio Larrouy escribir una nueva historia de la Virgen del Valle y publicar los documentos que estimara convenientes y así “acrecentar la devoción y culto a Nuestra Señora del Valle por el mejor conocimiento de la historia de la venerada imagen”. 

En 1915 apareció “Documentos relativos a Nuestra Señora del Valle y a Catamarca” y al año siguiente, la “Historia de Nuestra Señora del Valle”, que son obras de consulta indispensable para el conocimiento de tan significativo tema. 
Debido a su sólida formación, a su seriedad en la investigación y a su criteriosa metodología de análisis de los documentos, Antonio Larrouy escribe una historia científica de la Virgen del Valle, basada en la confrontación que realiza entre la tradición oral y la información extraída de documentos que él mismo ubicó en distintos archivos del país y del extranjero. 
Escribió Ramón Rosa Olmos que “el nombre del Padre Larrouy está ligado no sólo a Catamarca, sino a todo el campo histórico argentino. Difícilmente se podrá escribir algo sobre nuestro pasado histórico, sin recurrir a sus colecciones documentales o a sus eruditas monografías”. 

El historiador Gerardo Pérez Fuentes afirmó que “Catamarca tiene en el Padre Antonio Larrouy al indagador más cotizado de su pasado histórico”.
En 1916, en el mismo año en que Larrouy publica su “Historia de Nuestra Señora del Valle”, el obispo Piedrabuena encarga al padre Rafael Macario la redacción de una crónica de las fiestas celebradas en Catamarca con motivo de las Bodas de Plata de la Coronación de la Imagen de la Virgen del Valle. 
Una “Reseña Histórica de Nuestra Señora del Valle” se publicó en 1941, en ocasión del Cincuentenario de la Coronación de Nuestra Señora del Valle. 

El libro, por pedido de la Comisión Central de Homenaje, fue escrito por Ramón Rosa Olmos y Mauricio Herrera, miembros de número de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca. En ese mismo año aparece un libro escrito por el padre lourdista Luis Novoa, titulado “En las Bodas de Oro de la Coronación de Nuestra Señora del Valle”. 
Por su parte, monseñor Samuel J. Toranzos publicó “Nuestra Señora del Valle y su Santuario”, valioso aporte para el conocimiento de la historia de la Virgen del Valle.  
A mediados del siglo XX, en 1952, aparecerá la “Historia Popular de la Virgen del Valle”, escrita por el padre Alberto Santiago Miranda con el objetivo de difundir la historia de la Virgen a un público amplio, y que tendrá varias reediciones.
Casi cuatro décadas después, con motivo del Centenario de la Coronación de la Imagen de la Virgen en 1991, la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca, la Junta de Estudios Históricos de Catamarca y la SADE Filial Catamarca, editaron una obra titulada “La Virgen del Valle y la Cultura de Catamarca. Homenaje Centenario”, que se publicó dos años después.

Marcelo Gershani Oviedo

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