Alexis Macagna, Mariana Maturana y su hija Sofía Macagna están en el Aeroparque Metropolitano. Deberían haber tomado su avión de Aerolíneas Argentinas con destino a Catamarca a las 11.35 de la mañana, pero por la medida de fuerza tomada por diferentes gremios aeronáuticos no pudieron volar y tampoco saben cuándo lo harán.
"Estamos desde las 8 de la mañana con nuestra nena de dos años trasplantada del hígado que necesita una dieta especial. Yo quiero saber quién se va a hacer responsable si a ella le pasa algo", señala Alexis a La Nación.
"Mi hija tiene una dieta de cero sodio. Le tengo que estar controlando todo lo que consume. No le puedo comprar una hamburgesa o un sandwiche. Tampoco me puedo tomar un colectivo a Catamarca, que tarda 16 horas", relata Mariana.
"Tenemos dos hijos más en mi provincia. Hace cuatro meses que no los veo - continúa Maturana -, nadie nos da una solución. Así está estamos en este país".
Alexis, con la beba en brazos, expresa su enojo: "Yo ando buscando a un responsable si a ella le pasa algo. Ella come solamente comida que cocinemos nosotros, por la higiene, y porque controlamos las proteínas. Ella la viene luchando hace dos años. La última fue su quinta cirugía, entonces que nos vengan a dar la cara, que nos asistan. Esto es una vergüenza total".
El caso de la familia Macagna se repite, quizás con menos dramatismo pero no con menor incertidumbre, entre los miles de pasajeros afectados por la cancelación de los vuelos de Aerolíneas de Argentinas y Austral. Algunos vuelos se reprograman pero vuelven a ser cancelados.