domingo 20 de abril de 2025
Una institución catamarqueña

El Comedor Mama Achachita da de comer a más de 200 personas

Todos los días se inscriben nuevos comensales, niños, ancianos y estudiantes, sin discriminar.

Por Redacción El Ancasti

La Capital catamarqueña cuenta con varias instituciones forjadas desde las convicciones, por personas anónimas o con un férreo compromiso social. Tal es el caso del Comedor Mama Achachita, un recinto que alimenta a más de 200.

De acuerdo con información a la que pudo acceder a este diario, en este Comedor todos los días se inscriben nuevos comensales, sin discriminar a nadie. Es por ello que anotan a niños, ancianos, familias y estudiantes –muchos de ellos asisten a la Universidad Nacional de Catamarca, ubicada a metros de este establecimiento-. El objetivo a cumplir, por orden del Padre Santiago Sonzini, su impulsor, es dar al necesitado. 

Quizá por la cercanía de la casa de altos estudios local, Mama Achachita tiene un grupo considerable de jóvenes universitarios en su lista de comensales. Este grupo suele incrementarse porque entre los estudiantes se pasan el dato, porque comparten las ganas de estudiar y la necesidad de comer. A ellos, a partir del año pasado, se les entrega los viernes una pequeña bolsa con yerba, azúcar, unas galletas, un paquete de fideos o lo que haya, para que los chicos tengan con qué pasar el fin de semana, para estudiar y tomar mate.

Este gesto es sumamente valorado por los estudiantes, quienes suelen dar las gracias. Si bien a los que son del interior provincial sus padres les envían mercadería, no siempre alcanza.

Esta cruzada solidaria, iniciada hace 25 años aproximadamente, entre 1991 y 1992, en un local de la calle Almafuerte al 100, en la zona norte capitalina, se sostiene sobre todo por la buena predisposición y generosidad de la gente. El Padre Sonzini fue un hombre muy influyente y por ello, pese a su partida, desde el clero, vecinos y particulares continúan enviando colaboraciones. Cuando la situación se torna complicada y casi no hay nada para cocinar, como cuando Jesús multiplicó los panes y los pescados, aparece alguna donación. Sin embargo, en lo que va del año este tradicional Comedor no recibió las partidas del Programa Pro Igualdad de Oportunidades (PIO) de la cartera social catamarqueña.

Afortunadamente, con poco se puede hacer mucho. Aunque a veces los chicos deseen una milanesa, las cocineras preparan alimentos nutritivos y balanceados, con muchas verduras, legumbres y carne (pero no mucha porque es costosa).



Donaciones
Las personas que quieran colaborar pueden acercar alimentos (perecederos y no perecederos) como verduras, carnes, fideos, arroz, entre otros. Los interesados en aportar un granito de arena pueden acercar las donaciones en las instalaciones del comedor, ubicado en calle Almafuerte al 130, entre calle Caseros y Pasaje Madueño, por la mañana de 8 a 12.30.

 

 

El legado del Padre Santiago Sonzini

Mama Achachita es una obra emblemática del Padre Santiago Sonzini, fallecido el 14 de julio de 2011. No obstante, su memoria sigue inspirando y dando fuerza a quienes diariamente trabajan y colaboran con el comedor.

Había nacido el 9 de agosto de 1923 y asistió a la escuela en la localidad de Chumbicha, Capayán. El 1 de diciembre de 1946 se ordenó sacerdote luego de cursar sus estudios en el Seminario Regional de Catamarca. Luego entregó toda su vida a la obra apostólica en la iglesia catamarqueña. Fue Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Luján, con sede en Chumbicha, Capayán, y cura párroco de Recreo en 1955. En 1957 fue Vicario de la Catedral Basílica y posteriormente Cura Párroco de Santa Rosa de Lima, en la ciudad capital, donde permaneció desde 1960 hasta el 17 de marzo de 2006, en que fue nombrado Párroco Emérito.

En esta comunidad creó la Escuela de Catequesis; fundó el comedor comunitario Mama Achachita para los niños del sector, donde compartía un plato de comida y la vida de los pequeños que allí concurrían. También impulsó la construcción del Colegio Juan Pablo II, en Choya, y fundó el Oratorio Perpetuo Socorro en 1995.


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