El actor australiano protagoniza una versión oscura del clásico literario, con un cambio de apariencia que generó impacto tras el lanzamiento del adelanto oficial.
Jacob Elordi ha dado un giro inesperado en su carrera al encarnar a una de las figuras más complejas y reconocibles del imaginario del terror. En las primeras imágenes difundidas de Frankenstein, el actor australiano aparece con un aspecto absolutamente irreconocible, fruto de una transformación física y expresiva que marca un hito en su trayectoria.
La decisión de asumir un rol que demanda tanto desde lo corporal como desde lo emocional refuerza su búsqueda de papeles desafiantes y alejados de estereotipos.
El adelanto, presentado por Netflix el 31 de mayo, muestra fugazmente a Elordi oculto bajo una capa oscura que cubre su rostro por completo. El efecto es inmediato: el actor queda totalmente disociado de sus trabajos anteriores y genera un impacto visual que los fanáticos no tardaron en destacar.
Su cuerpo parece más robusto, su postura es tensa y su presencia transmite un aura perturbadora. La transformación no solo responde a un cambio estético, sino también a una construcción vocal poderosa, que se manifiesta en la escena donde lanza un grito desgarrador con una voz grave y rasposa que contrasta con su registro habitual.
Este proceso actoral se volvió aún más relevante al conocerse que originalmente el papel había sido pensado para Andrew Garfield, quien abandonó el proyecto por conflictos de agenda. El propio Garfield celebró la elección de Elordi, destacando su capacidad para asumir un personaje tan demandante.
Los detalles sobre el trabajo de caracterización aún se mantienen en reserva, pero el impacto generado por apenas unos segundos en pantalla anticipa una interpretación que podría redefinir la imagen pública del actor y consolidarlo como una de las presencias más sólidas de su generación.
