Luego del velatorio de Máximo Jerez, de 12 años, asesinado de un tiro en Rosario, ayer al mediodía un centenar de vecinos prendió fuego la casa de un presunto narcotraficante al que acusan de estar vinculado al asesinato.
Luego del velatorio de Máximo Jerez, de 12 años, asesinado de un tiro en Rosario, ayer al mediodía un centenar de vecinos prendió fuego la casa de un presunto narcotraficante al que acusan de estar vinculado al asesinato.
Intentaron ingresar por la fuerza y lincharlo. Finalmente el sospechoso fue detenido por la Policía, en medio de un fuerte operativo para evitar que sea agredido por los manifestantes.
Entre quienes participaron de los incidentes, hubo familiares, amigos y vecinos del niño asesinado. Algunos mostraron a los canales de televisión que recibieron balazos de goma por parte de las fuerzas de seguridad. Entre ellos, Julio, el papá del Máximo, quien se quejó tras el megaoperativo: "Seguro en un rato lo largan".
Tras el traslado del principal sospechoso -al que algunos vecinos identificaron con el apodo "el salteño"-, se llevaron del lugar a otras dos mujeres que serían la madre y la hija, que forcejearon con la policía y se resistieron a subir al patrullero.
Cerca de 20 minutos después, los policías sacaron de la vivienda al hijo del hombre, quien vestía una camiseta de Argentina.
Con la vivienda ya vacía, los vecinos ingresaron al domicilio por las puertas, ventanas y por los huecos de las paredes que habían sido destruidas con martillazos anteriormente.
Rápidamente empezaron a desvalijarla: llevaron heladeras, colchones y otras pertenencias como peluches y muebles. Se llevaron hasta el inodoro y el bidet.
Todo comenzó cerca de las 13, cuando algunos vecinos se acercaron a la vivienda ubicada en el barrio Los Pumitas y comenzaron a atacarla a pedradas. Prendieron fuego una moto que estaba en la puerta y luego intentaron incendiar la construcción. Arrojaron bombas molotov y llegaron al lugar con garrafas. Con el correr de los minutos, se sumaron más manifestantes.
Desde la terraza de la vivienda, un hombre salió y empezó a disparar. Una de las piedras arrojadas por los manifestantes impactó en su cabeza y le provocó una herida profunda.
La casa está ubicada a menos de 100 metros del lugar donde fue baleado Máximo Jerez el domingo por la madrugada.
Una de las tías del niño asesinado indicó que el conflicto se inició ayer al mediodía, cuando integrantes de la familia estaban en el hospital local, donde aún permanecen internados tres de los niños baleados. Allí, según contó la mujer, "nos amenazó". Esto desató la furia que terminó con el ataque contra la vivienda.
Minutos después de iniciada la pueblada, llegó la policía al lugar. Al menos cuatro agentes ingresaron a la vivienda y el acusado escapó por los techos. Tras una tensa persecución, se escondió en una propiedad cercana.
"Es el que vende droga acá", contó a TN Julio, el padre de Máximo, mientras el sospechoso era perseguido por la policía. Luego, con una pala y con ayuda de vecinos, empezó a derrumbar la casa en la que se había refugiado.
"No nos vamos hasta verlo detenido", gritaban los vecinos, enardecidos, mientras entraban por los techos de otra casa para llegar hasta donde estaba el acusado. Se escucharon varios estruendos de balas de goma. n