El uso de los dispositivos móviles para trabajar, para comunicarse con otras personas y por supuesto también para actividades recreativas, se ha vuelto una necesidad. Pero no para todos: expertos en nuevas tecnologías advierten que los niños no deben tener su propio celular, ni usar los de sus mayores recurrentemente.
Sin embargo, la demanda de los más pequeños es constante y los padres terminan cediendo sin tal vez comprender cabalmente los riesgos que entrañan. Un Congreso de Psiquiatría y Salud Mental realizado recientemente en la ciudad de Mar del Plata, concluyó que los niños comienzan a pedir usar el celular de manera muy temprana y advirtió respecto de la falta de capacitación de parte de los padres sobre las nuevas tecnologías y la necesidad de tomar conciencia sobre esta problemática y sus consecuencias.
Durante el evento se difundió una encuesta realizada por Google, en la que se indica que en la Argentina 8 de cada 10 chicos usa internet y lo hacen en promedio desde los 11 años. Se trata de un promedio, pero está claro que hay chicos que navegan en la red desde mucho antes. La misma encuesta consigna que la mayoría de las niñas, niños y adolescentes que usa internet tuvo una experiencia negativa en línea.
La edad para usar dispositivos móviles, como celular, tablet, netbook o notebook, disminuyó con la pandemia por la virtualidad de las clases en las escuelas y colegios. Además, el uso se legitimó, porque se utilizaban como vehículo educativo.
Especialistas de diversas disciplinas explicaron los distintos motivos por los que hay que restringir el uso del celular en niños y adolescentes. En los niños más pequeños puede generar déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje y aumento de la impulsividad y de la falta de autocontrol.
Además, puede favorecer el sedentarismo y consecuentemente la obesidad infantil; alterar el sueño e incluso propiciar la aparición de algunas enfermedades mentales, como depresión, ansiedad, trastornos de vinculación, psicosis y otros problemas de conducta. Puede también fomentar conductas agresivas.
Estudios corroboran que uno de cada 11 chicos de entre 8 y 18 años son adictos a las nuevas tecnologías. En esos casos, todos los riesgos enumerados anteriormente se potencian.
Finalmente y este no es un dato menor, la sobreexposición de niños a la tecnología, en particular a las redes sociales, los hacen vulnerables, explotables y expuestos a los abusos.
Hay coincidencia unánime en que los chicos menores de 8 años no pueden tener más que un acceso a los dispositivos móviles en compañía de un mayor. Y que a medida que va creciendo puede tener menos restricciones en cuanto al tiempo diario y los usos que le dan. Pero siempre es fundamental que los padres o mayores que tienen a su cargo la educación y la seguridad de los chicos tengan un buen diálogo para tener un control sobre el uso y puedan además explicarles los riesgos que corren, que no son pocos.