Una novedosa e interesante propuesta presentaron jóvenes que integran la Unión de Estudiantes Secundarios de Catamarca. Novedosa, porque no es muy común, lamentablemente, que los propios chicos que cursan el nivel secundario de la provincia elaboren iniciativas que tengan vinculación con la realidad educativa. Interesante, porque se refiere a un problema central y clave, de gran actualidad entre la población adolescente y no abordado como corresponde.
La propuesta consiste, tal como lo señaló El Ancasti en su edición de ayer, en la inclusión de la Salud Mental como una materia obligatoria que abarque tanto el nivel primario como secundario en los establecimientos educativos de toda la provincia, sean públicos o de gestión privada.
La propuesta de los jóvenes apunta a que esta asignatura brinde a los estudiantes un espacio formal y estructurado en el que se puedan abordar temas relacionados con la salud mental, la identificación de las emociones y el desarrollo de las habilidades socioemocionales.
La iniciativa procura que los ambientes escolares sean más empáticos y comprensivos. Y que los docentes puedan recibir una capacitación adecuada para acompañar a los alumnos.
La propuesta se basa en presupuestos con validez científica. Expertos en salud mental consideran que el 70% de los trastornos de esa índole comienzan en la adolescencia. También coinciden en que los jóvenes de esa franja etaria carecen tanto de herramientas como de espacios seguros para hablar del tema. Las escuelas no son ámbitos apropiados para el abordaje, pese a que es uno de los más importantes en donde estos trastornos se manifiestan.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún tipo de trastorno mental. Y las principales patologías son la depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento.
Otra organización internacional que ha realizado un enfoque sobre la problemática es UNICEF, que recomienda enfáticamente que las escuelas y otros entornos de aprendizaje atiendan las necesidades de salud mental y bienestar psicosocial de las niñas, niños y adolescentes. Y enumera las contribuciones potenciales de una integración efectiva de la salud mental en las escuelas: mejora los resultados educativos, amplía los conocimientos básicos sobre salud mental en los alumnos, promueve un aprendizaje emocional, identifica alumnos en situación de riesgo para brindarles apoyo y minimiza las probabilidades de que la dificultades de salud mental se conviertan en problemas más graves y en comportamientos arriesgados.
La OMS también advierte que “cuando un trastorno de salud mental de un adolescente no se trata, sus consecuencias se extienden a la edad adulta, perjudican su salud física y mental y limitan sus posibilidades de llevar una vida plena en el futuro”.
La posición de organismos que realizan abordaje profesional del problema otorga aún más valor a la iniciativa de la UES. Solo resta aguardar que las autoridades educativas diseñen la estrategia más adecuada para su implementación.n
