La discusión sobre el calendario electoral se incorpora a las maniobras de la conducción radical para dejar de ser percibida como el ala conciliadora de Juntos por el Cambio, posición en la que quedó entrampada desde que sus antagonistas internos plantearon en conferencia de prensa el rechazo tajante a la propuesta del Gobierno de incorporar un representante del radicalismo al directorio de la CAMYEN.
El sector que orientan Francisco Monti, Flavio Fama, José “Chichí” Sosa, asociado al PRO y la Coalición Cívica, aprovechó el episodio para diferenciarse con nitidez, porque el presidente de la UCR, Alfredo Marchioli, y algunos de sus aliados de la línea Celeste habían adoptado una actitud receptiva a la oferta.
Para Marchioli, entrar a CAMYEN significaba la posibilidad de “controlar desde adentro” la política minera del Gobierno.
Lo inconveniente de esta postura en vísperas de las PASO comenzó a hacerse evidente con las deserciones. La diputada Juana Fernández se plegó a la negativa de los “duros”, lo mismo que su par celeste Tiago Puente.
Marchioli y los suyos encontraron un punto intermedio en la defensa férrea de la organicidad partidaria. El cargo ofrecido es para la UCR, no para la alianza Juntos por el Cambio, de modo que la aceptación o el rechazo debe ser decidida por los radicales. De ahí, el corolario: como también son los órganos del radicalismo los que deben decidir la política de alianzas, la mesa de los “duros” carece de representatividad y autoridad institucional. Lanzamiento “poco serio”, calificó el presidente de la UCR.
El fin de semana, casi en simultáneo con un documento del partido que contenía estos conceptos, el dirigente Víctor Quinteros advirtió que a los insumisos podrían aplicárseles sanciones.
Más vales “orgánicos” que “dialoguistas”.
La denuncia de que al gobernador Raúl Jalil se le vencieron los plazos para convocar a las PASO apunta a recuperar terreno en el casillero opositor “halcón”. El Gobierno dice que el plazo es de 60 días, pero a criterio de los “orgánicos” es de 90. Hoy pedirán el Tribunal Electoral haga la convocatoria.
La conferencia de prensa donde se plantearon las críticas por la incertidumbre electoral fue ilustrativa del nuevo eje de discriminación que se propone para Juntos por el Cambio: Marchioli, Luis Fadel y Alicia Paz, presidente, vicepresidente y vicepresidenta segunda de la UCR; Carlos Molina, presidente del PRO; Federico Pais Bosch, presidente de Movilización, y la novedad de Fernando Capdevila, titular del partido Unión Celeste y Blanco. “Orgánicos” puros.
Si bien aún no se ha definido si habrá un candidato a presidente de la UCR en la PASO de Juntos por el Cambio, hasta tanto está claro que los “orgánicos” se enfilan con Patricia Bullrich, mientras los “inorgánicos” se inclinarían más bien por Horacio Rodríguez Larreta.
En tal contienda, las concesiones al Gobierno se interpretarán cada vez con más énfasis como defecciones y complicidades. No deja de ser un triunfo de los “inorgánicos”, que perdieron la interna radical pero ganaron las PASO de 2021.
Desde que propuso provincializar un desacople de boletas que hubiera beneficiado al Gobierno hasta sus dubitativas fluctuaciones ante la posibilidad de entrar en la CAMYEN, previo a otro posible cargo en el fideicomiso minero, los derrotados de la interna radical se ocuparon de dejar a la nueva conducción de la UCR en falsa escuadra ante el electorado provincial refractario al oficialismo.
Los liderazgos en la oposición continúan siendo difusos, les falta un golpe de horno. Las PASO, que se juegan a padrón abierto, serán una instancia clave para empezar a despejar el escenario.
Por lo pronto, los “orgánicos” apuntan a retomar la iniciativa con una objeción reglamentaria.