La Policía de Córdoba es la primera del país en contar con controles de drogas aleatorias para sus agentes y la medida fue dispuesta por el ministro de Seguridad de esa provincia, Juan Pablo Quinteros, con la firma de un protocolo hacer narcotest de rutina a los oficiales. Tiene como objetivo garantizar la seguridad pública y mantener la integridad y profesionalismo de la fuerza.
"Tenemos 22 mil policías y debo garantizar que estén sanos en la calle, que no hayan consumido nada", dijo Quinteros. Lo que buscan es detectar policías que puedan ver alterado su desempeño laboral por el consumo de drogas.
El funcionario explicó que además de los chequeos de rutina, la medida será obligatoria para todos los ascensos en todos los rangos. "A partir de ahora se va a exigir como requisito un narcotest negativo. El que no lo pase, no lo ascienden", señaló.
Para presentar el protocolo, el propio jefe de la Policía de Córdoba, comisario general Leonardo Gutiérrez, se ofreció como voluntario para someterse a una prueba. El resultado del narcotest dio negativo.
"Si yo soy el jefe y lo hago, de ahí para abajo se lo hacen todos", dijo el jefe policial, según reconstruyó Quinteros.
Los narcotest de rutina consisten en un hisopado con el que se toma una muestra de saliva, que se deposita en un aparato de control parecido a un posnet. El examen dura cinco minutos y la máquina entrega los resultados en un ticket. Analiza seis tipos de drogas: cocaína, cannabis, metanfetaminas, opiáceos y benzodiacepinas.
Para hacer el test, el superior a cargo del agente debe retenerle el arma de manera preventiva.
Si el test da negativo, el protocolo prevé que el agente mantenga sus condiciones laborales y se le reintegre el arma.
Si da positivo, el arma y el chaleco se remiten al Departamento de Armas y Explosivos y se informa del resultado a la Dirección de Sanidad de la fuerza.
"Es una medida sanitaria. Se va a acompañar al agente que tenga un consumo problemático, pero tenemos claro que no lo podemos tener en la calle", dijo Quinteros.
