Todos los meses se conoce el índice de precios al consumidor (IPC) que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Unos días antes, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires difunde su propia estadística en la materia. Siempre el de CABA es más alto. Por ejemplo, la inflación de CABA en enero fue de 3,1%, mientras que la difundida por el INDEC fue del 2,2. Casi un punto porcentual de diferencia.
¿Por qué sucede eso? Porque las canastas de productos y servicios que se utiliza como base para la medición son diferentes.
Hay casi unanimidad de opiniones respecto de que la canasta que utiliza el INDEC está desactualizada, que no refleja la real composición del consumo de los argentinos. Por ejemplo, no pondera debidamente el impacto que tienen los servicios en los gastos familiares. La de CABA, en cambio, se ajusta más a los consumos reales porque la gravitación de los gastos en servicios es más importante.
Si bien desde hace mucho tiempo que se viene enfatizando sobre esta cuestión, recién la semana pasada hubo un pronunciamiento formal de 36 organizaciones gremiales que denunciaron que el IPC difundido por el gobierno nacional es "un dibujo", que no expresa adecuadamente los aumentos que se registran en la economía de todos los días, lo que explicaría por qué el consumo sigue en niveles históricos muy bajos. Y exigieron un cambio en la metodología.
En rigor, los números del INDEC no son un "dibujo", en el sentido de que son inventados, pero no expresan la verdadera evolución de los precios de los productos y servicios que consumen los argentinos.
“Hay que actualizar la forma de medir" la inflación porque "hace muchos años que no se realiza una modificación integral", señalan los gremios. “Y por ello, el resultado de una falta de una modificación en los métodos de medición genera diferencias cada vez más agudas entre los números oficiales y la realidad”. Las organizaciones gremiales señalan que entre los números oficiales y la realidad hay un 15% de diferencia.
El Indec impulsó durante el gobierno de Mauricio Macri una nueva medición de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) para el periodo 2017/2018, la cual exhibió cambios sustantivos en la canasta de consumo, pero no se aplica en la actualidad.
Los economistas Julia Strada y Hernán Letcher, del Centro de Economía Política, sostienen, en un trabajo titulado “Por qué la medición de inflación del Indec no refleja lo que pasa en la calle”, que “en el período noviembre 2023-octubre 2024, mientras que con los ponderadores actuales, la inflación acumulada fue de 159,8%, si aplicáramos los ponderadores de la ENGHO 2017/18, la inflación acumulada sería de 181,9%. La diferencia resulta significativa: 22,1 puntos porcentuales en la gestión Milei, o lo que es lo mismo, 8,5% de inflación adicional acumulada”.
La transparencia y la capacidad de reflejar cuantitativamente con precisión la compleja realidad son dos requisitos insustituibles de las estadísticas públicas. Sin ellos, la lectura correcta de lo que ocurre en un país es una misión imposible.n