jueves 27 de marzo de 2025
Cara y Cruz

Los socios de la catástrofe

La lamentable situación del radicalismo arrastra las marcas del análisis, pero en la dura derrota que sufrió Juntos por el Cambio en Catamarca le corresponden responsabilidades también al PRO y la Coalición Cívica, sus asociados.

Capitaneados por Carlos Molina y Rubén Manzi, ambos sellos consiguieron desde que la alianza nacional los acercó a la UCR, puestos legislativos y en las delegaciones nacionales cuyos recursos económicos y políticos, a la luz del decepcionante derrotero provincial, exceden las contribuciones que puedan haber hecho.

Molina accedió a la Cámara de Diputados en 2015, no tuvo reelección en 2019 y no pudo darse el gusto de retornar al cuerpo en este turno debido a que está en el quinto lugar de la lista y Juntos solo consiguió meter cuatro legisladores. No debe perder las esperanzas de que una variación en el escrutinio definitivo le permita coronar por el negro de la uña, pero su situación es irónica: con unos votitos más, calzaba. No habrán sido suficientes los esfuerzos del PRO para aportar ese caudal adicional mínimo que le diera una banca a su presidente.

No obstante, el macrismo consiguió la reelección de Natalia Saseta y tendrá dos representantes en la Cámara baja, porque Enrique Cesarini fracasó en su intento de ser diputado nacional y tiene todavía dos años de mandato en el parlamento local.

Cesarini jugó como precandidato al Congreso bajo la precandidatura a gobernador de Manzi, en el lema que llevaba como precandidato a presidente a Horacio Rodríguez Larreta. Perdieron ante la oferta de Patricia Bullrich-Flavio Fama, pero ni ganando hubiera entrado Cesarini: no solo porque Juntos quedó tercero, debajo de los libertarios, sino también porque el oficialismo logró la diferencia de votos suficiente para quedarse con los dos escaños nacionales en estaban en litigio.

Como presidente de la Coalición Cívica, a Manzi le fue peor. La banca de diputado nacional que pierde Juntos es la que él ocupa hasta el 10 de diciembre. Fecha fatídica para los lilitos locales: se quedarán sin nada, porque no colocaron ningún legislador provincial.

En medio del desastre que protagonizan, para los radicales es un módico consuelo no haber cedido más a socios tan inconvenientes. La necesidad tiene cara de hereje y se vieron obligados a aflojar hasta ahora debido a que Manzi y Molina tienen la propiedad de los sellos de la Coalición Cívica y el PRO y Molina, además, oficiaba como canal de los recursos nacionales, económicos e institucionales, que bajaba el macrismo.

Esta incidencia sobre la administración de los fondos confluyó en la etapa previa a la catástrofe en Cesarini y Mariano Manzi, hijo de Rubén, quienes sellaron una alianza para ganar terreno dentro del esquema de Juntos y se las hicieron pasar moradas a los radicales.

Lo desteñido del rol de macristas y lilitos se hace más evidente si se considera que durante la gestión de Macri manejaron las delegaciones locales de Trabajo, Desarrollo Social y la ANSES.

El control sobre las terminales partidarias y los recursos no les sirvieron a Molina y Manzi para mejorar las performances de sus facciones ni, por lo tanto, la de Juntos por el Cambio en general. Hicieron méritos para compartir el podio de los derrotados en igualdad de condiciones con la UCR.

La conmoción que provocó en Juntos por el Cambio la alianza entre Mauricio Macri y Javier Milei se traduce en Catamarca en la adhesión de los boinablancas y los lilitos al repudio y el apoyo decidido de Carlos Molina, que en una suerte de versión catucha del abrazo Milei-Bullrich se reconcilió con el candidato a gobernador libertario José Jalil Colomé, a quien condenaba como instrumento de su primo el gobernador Raúl Jalil.

El sentido político de esta adhesión de Molina al pacto Macri-Milei es difícil de desentrañar. Carece de cualquier incidencia en Catamarca, donde ya todo está resuelto, salvo por la distancia que marca con la UCR y la Coalición Cívica locales.

A los libertarios no les molesta demasiado: con cinco bancas de diputados ya en el buche, si se caen los votos de su líder nacional en el balotaje, ya tienen a quién echarle la culpa.

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