jueves 5 de septiembre de 2024
Editorial

La tragedia de las desapariciones

El caso del pequeño Loan Peña, que lleva casi dos meses desaparecido, sigue conmoviendo a la opinión pública nacional. Pero aunque la atracción de la opinión pública sea mayor para este drama por diversos factores, entre los que se cuentan el rol del poder político en la causa y la gravitación de la presencia de los medios de comunicación más importantes de la Argentina en la cobertura casi permanente y en cadena nacional, lo cierto es que la desaparición de niños, niñas y adolescentes es un problema mucho más común de lo que se cree.

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) difundió en los últimos días una inquietante carta abierta en la que expresa su “profunda preocupación ante la alarmante situación por la desaparición de niños, niñas y adolescentes (NNyA) en nuestro país. En vísperas del día del niño, muchos NNyA argentinos estarán ausentes de sus hogares”.

La SAP acompaña la preocupación con estadísticas realmente alarmantes. Los números corresponden al Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas y marcan como tendencia una cantidad cada vez mayor de denuncias de desapariciones por año: en 2021 se registraron 726 casos, 1.935 en 2022 y 3.115 en 2023. Respecto de las denuncias del año pasado, hasta fines de julio habían sido hallados 1.905 NNA, por lo que permanecían sin haber sido encontrados 1.210.

En la mayoría de los casos se desconocen las causas de las desapariciones. Pero se pueden trazar hipótesis en función de la edad. Los chicos pequeños son llevados contra su voluntad y pueden ser sometidos a tráfico con sustitución de identidad. En el caso de los adolescentes, sin descartarse la coacción, puede haber también una decisión voluntaria. Cabe mencionar que el 67% de las desapariciones no resueltas corresponden a chicas de entre 13 y 17 años. En estos casos es muy probable que entren a jugar factores vinculados a una situación de violencia o salud mental o consumo problemático.

Por cierto, sin desmerecer la importancia de las desapariciones voluntarias, los casos más graves son aquellos que involucran a niños como Loan o más pequeños aun.

Los pediatras, en su escrito, mencionan la oscura trama detrás de las desapariciones: “La venta, trata de personas y explotación laboral están presentes en este escenario. Asimismo, muchos de estos niños escapan de sus hogares por situaciones de violencia familiar. Desde el momento en que el niño o adolescente desaparece o abandona su domicilio, es una víctima. Invertir esta situación, victimizando a la familia y/o condenando a los NNyA, simplifica un fenómeno complejo que obedece a múltiples causales o reduce el origen del problema a una supuesta rebeldía, especialmente si se trata de un adolescente”.

La tragedia de las desapariciones debe comprometer a toda la sociedad para la búsqueda, pero también para prevenirlas. De todos modos, es claro que la responsabilidad de ambas acciones es básicamente del Estado, que si ha tenido hasta ahora dificultades para morigerar las consecuencias del problema, es probable que de ahora en más sufra de mayor impotencia, teniendo en cuenta los recortes que el Gobierno nacional está perpetrando sobre áreas claves, por ejemplo, las que intentan prevenir la trata de personas.

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