Enclaves privilegiados. Organismos como la afip y empresas públicas refugian una casta burocrática intocable.
Uno de los reproches que caen con mayor frecuencia sobre el presidente Javier Milei alude al carácter meramente retórico de su pelea contra lo que denomina “la casta”, concepto que tomó de la política española y aplicó con inobjetable éxito electoral en la Argentina.
Aparte de los acuerdos que debió realizar con los sujetos que execra, contradictorios con su intransigente mensaje, la credibilidad del mandatario se ve perjudicada por su indiferencia hacia la situación de una casta que no es objeto de sus vituperios pero tiene una vigencia y solidez superior a la de la política tradicional. Es la que parasita el erario enquistada en puestos jerárquicos de organismos y empresas estatales, con emolumentos en muchos casos multimillonarios aderezados con canonjías de todo tipo. AFIP, ANSES, PAMI, Aerolíneas Argentinas, YPF, AySA son ejemplos de estos enclaves de funcionariato privilegiado e intocable.
A diez meses del inicio de su mandato, Milei toma por fin una disposición específica contra esa oligarquía de bajo perfil.
El Gobierno nacional anunció una fuerte reestructuración de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que incluirá el recorte de puestos de alto nivel que perciben salarios de entre 14 y 32 millones de pesos mensuales.
En un país con más de la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza, tamaños emolumentos configuran un agravio.
El propio organismo decidió a través de un decreto emitido en 2001 fondearse con el 1,9% de la recaudación. Conforme a las previsiones del Presupuesto 2025, debería embuchar el año que viene 3 billones de pesos. Más del 85% de ese monto se destina al pago de salarios.
El Gobierno se propone revisar los puestos de los subdirectores generales de áreas como la Dirección General de Aduanas, la Dirección General Impositiva y la Dirección de Recursos de la Seguridad Social.
Los funcionarios que están en esa categoría perciben sueldos superiores a los $14.700.000 entre la remuneración básica y un concepto especial de jerarquización que en algunos casos supera los 13 millones de pesos mensuales.
Este complemento salarial fue creado en 1997. Establece que los empleados de la AFIP de alto rango deben percibir hasta el 0,60% del importe de la recaudación bruta total de los gravámenes y de los recursos de la seguridad social.
El organismo tiene 21.660 empleados, distribuidos en nueve subdirecciones generales como Auditoría Interna, Servicios al Contribuyente, Asuntos Jurídicos, Administración Financiera, Planificación y Coordinación Institucional, Fiscalización, Recaudación, Recursos Humanos y Sistemas y Telecomunicaciones.
Florencia Misrahi, la titular, cobra $32.180.328, mientras que otros altos cargos, como Eduardo Raúl Mallea (Aduanas), Gabriel Eduardo Ramírez (Impositiva) y Santiago Mozetic (Recursos de la Seguridad Social), tienen sueldos superiores a los $17.201.402, compuestos por un salario básico de $1.323.635 y la cuenta de jerarquización, que suma $15.877.767.
Al igual que sucede con los subdirectores generales, los empleados de nivel medio y bajo también reciben una parte importante de su sueldo en función de la recaudación, con el salario básico representando solo el 20-30% del total que perciben mensualmente, y el resto variando según el porcentaje de recaudación asignado.
Las medidas se anunciaron la semana pasada, sin fecha precisa sobre su aplicación. Sería la primera vez que se avanza sobre las prebendas de la casta burocrática sin que medie un conflicto específico como el de Aerolíneas Argentinas.