El procesamiento por lavado de activos a los cabecillas del clan Bulacios, propietarios de RT Inversiones...
El procesamiento por lavado de activos a los cabecillas del clan Bulacios, propietarios de RT Inversiones, marca un giro en la saga de las criptoestafas. Lo decidió el juez subrogante Sebastián Argibay, que entiende en la causa RT por el apartamiento de su colega catamarqueño Miguel Contreras. Si bien la sentencia fue objetada por el fiscal Rafael Vehils Ruiz por no avanzar también sobre la asociación ilícita, señala el rumbo que seguramente seguirá el resto de los expedientes, con el de Edgar Bacchiani y su pandilla en boca de tronera.
Argibay imputó además por lavado a Gonzalo Barone, amigo de Edgardo Bulacio hijo, que a su criterio dispuso dos canales empresarios para la maniobra: el gimnasio Level Gym y la franquicia gastronómica Betos.
Barone habría comprado la franquicia Betos por 75 mil dólares y trasladado Level Gym a un local más grande y con equipos de última tecnología, por cifras que aún no fueron precisadas.
Argibay sumó además el procesamiento por estafa, que extiende a los otros involucrados en el expediente, hasta ayer circunscripto a la intermediación financiera sin autorización.
Lo que se “lavaba”, entiende el juez en principio, era el producto de la estafa, no dinero “negro” depositado en RT Inversiones. Es decir: por el momento la investigación no ha progresado hacia los inversores.
En tal sentido, según consigna, lo que se ha podido determinar es que el dinero captado por la financiera de los Bulacio pertenecería a 2.500 inversores y que una parte se usaba para la compra de criptoactivos y la otra para el pago de los intereses mensuales pactados hasta que el esquema piramidal colapsó, a principios de 2021.
“Estas sumas de dinero captadas por la empresa, al tiempo actual, se encuentran desaparecidas” expresó Argibay en el fallo, y se remitió a la última ampliación de indagatoria de Bulacio hijo, quien dijo que no cuentan con los fondos para hacer frente a los requerimientos de los damnificados.
“La maniobra que se imputa es el lavado de los activos producto de la estafa, la que habría consistido en montar una estructura empresarial destinada a la defraudación de los privados, tomando dinero de diferentes inversores, que firmaban una declaración de licitud de los fondos y poniéndolos parcialmente en circulación a través del esquema piramidal, puntualmente, con la adquisición de aparatos para el gimnasio Level Gym y con la compra de la franquicia Betos”, conjetura el juez.
La corroboración de este circuito es importante para el procedimiento de quiebra de RT Inversiones, porque Level Gym y el producto de la franquicia Betos podrían incorporarse a los activos con los que se resarciría a quienes acrediten sus acreencias. El patrimonio de Barone ingresa en el campo de mira de los síndicos.
En criollo: allí fue a parar parte del botín del fraude perpetrado en RT.
En la causa Bacchiani aún no se han ampliado los procesamientos a lavado de activos ni y estafa, pero la situación es distinta.
Mientras el clan Bulacio se mantiene sin fisuras de importancia, la pandilla de Bacchiani entró en proceso de descomposición, con imputaciones cruzadas entre sus miembros, varios de los cuales se acogieron o buscan acogerse a la figura del “arrepentido”.
Emergen indicios de traiciones y maniobras internas tendientes a apoderarse de parte del producto del fraude, en cuyo vértice pareciera estar Lucas Retamozo, exabogado del “trader”, que está con prisión domiciliaria, imputado como cómplice junto a Sofía Piña, pareja de Bacchiani. El botín podría haberse fragmentado mucho más que en el caso de los Bulacio. Contreras sugirió al fiscal, además, evaluar si otros personajes que aparecen en la trama tuvieron responsabilidades.
El expediente Bacchiani tiene características más fascinantes que el resto por el alcance de sus esquirlas, y sumará el mes que viene un ingrediente glamoroso: el testimonio del diputado porteño Roberto García Moritán, más conocido como “el marido de Pampita”.