Impune. A un año y ocho meses del asesinato de juan carlos rojas, la causa carece de hipótesis firmes.
A más de un año y medio del asesinato del ministro de Desarrollo Social Juan Carlos Rojas, la Fiscalía expidió un informe oficial sobre la marcha de la causa del que surge que la muestra genética femenina encontrada en la escena del crimen no pertenece a la única imputada en la causa, Silvina Nieva, que estuvo una semana detenida hasta que le tomaron indagatoria y fue liberada por decisión de la Justicia de Garantías a raíz de que la orden de detención, librada por el fiscal originario, Laureano Palacios, era irregular.
Corresponde destacar que es la primera vez que se realiza un informe oficial sobre el desarrollo de un expediente particularmente impactante en la opinión pública debido a las funciones que cumplía el occiso. Sin embargo, también debe señalarse lo decepcionante de su contenido.
Por empezar, resulta por lo menos curioso que recién a un año y ocho meses del homicidio se esté cotejando una muestra genética que en teoría debía estar en poder de la Justicia desde la primera recolección de pruebas en el domicilio de Rojas, a principios de diciembre de 2022.
Luego, no se entiende por qué no se hizo antes la prueba con Silvina Nieva, cosa que hubiera sido importante para analizar la razonabilidad de sostener el sambenito de sospechosa sobre su persona, nada menos que por el delito de “homicidio doblemente calificado por mediar relación de pareja y alevosía”.
La muestra se coteja con otras 15 mujeres que pertenecían al círculo familiar, laboral y afectivo de Rojas, la Fiscalía aguarda los resultados, pero el resultado negativo del que se hizo con Nieva arroja un panorama desalentador: no hay elementos que comprometan a la única imputada por el asesinato.
¿Qué otras hipótesis quedan por verificar? Es un misterio total.
Al parecer, los pesquisas cifran esperanzas en los resultados de un estudio que se solicitó a los Estados Unidos para constatar los movimientos de dispositivos telefónicos e informáticos alrededor del domicilio de Rojas en la fecha del crimen.
En síntesis: Costilla no ha encontrado todavía el modo de enderezar la investigación tan lamentablemente iniciada por Palacios.
La causa Rojas endereza a la impunidad signada por las singularidades grotescas. El cadáver del ministro hubiera sido sepultado y no se habría avanzado sobre el homicidio si el sindicalista Luis Barrionuevo no desacreditaba la versión de la “muerte natural”. No hay vestigios de presencia de la única imputada en la escena del crimen.
¿De quién será la muestra genética? Nótese que, aún si se determina que pertenece a alguna de las otras 15 mujeres sometidas a análisis, todavía debería probarse su participación en el asesinato.
El expediente Rojas se erige como un muestrario de incompetencia judicial en el que brillan por su ausencia los responsables. Palacios fue absuelto por el tribunal del Jury de Enjuiciamiento en polémico fallo dividido. A los peritos nadie les pidió explicaciones, mucho menos al personal policial de Homicidios.
Costilla agota las vías de investigación, ojalá llegue a algún resultado. De lo contrario, Catamarca sumará a su historial el crimen perfecto, y nada menos que con un ministro del Poder Ejecutivo como víctima.
Si esto ocurre, convendría que sean identificados los culpables de las fallas en la investigación, porque lo que permanece sobrevolando es si se trata de un extraordinario eslabonamiento de impericias y negligencias o hubo deliberadas maniobras de encubrimiento instigadas no se sabe por quién.
En cualquiera de los dos casos, una mácula indeleble para el sistema judicial catamarqueño.