"Eran paros o arritmias inexplicables", dijo una médica neonatóloga
Fueron imputadas 11 personas por la muerte de cinco bebés y ocho neonatos que lograron sobrevivir.
Ayer se desarrolló la décimo séptima audiencia del juicio por la muerte de bebés en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba. En la causa se investigan 13 casos por los que se la acusa a la enfermera Brenda Agüero y otros 10 imputados. De los 13 bebés, 5 fallecieron y 8 sobrevivieron.
En esta jornada prestó declaración una médica neonatóloga, Angelina Galleto. “Cuando ocurre el primer caso, el día 6 de junio, decidimos denunciar”, expresó.
La médica atendió a los bebés descompensados: “No había causas aparentes. Eran paros o arritmias inexplicables”, destacó. “El lunes 6 de junio murieron 2 bebés y otros dos sobrevivieron”, recordó.
Galetto ingresó como residente en el hospital Materno Neonatal en 2018, fue jefa de residentes y en 2022 fue médica contratada, encargada de la recepción de bebés en el centro obstétrico. En su extensa alocución, contó que regresó de sus vacaciones en mayo del 2022 y en ese momento se sospechaba de insectos en incubadoras, ya que se habían encontrado pacientes con pinchazos y cambio de coloración en la piel.
La del lunes 23 de mayo “fue una guardia común” y sin complicaciones hasta las 20. En ese momento, cuando transitaba el pasillo, la profesional escuchó gritos de llanto en el internado común donde se encuentran las madres sin complicaciones. Esos sonidos le llamaron la atención.
Se entera, por una enfermera, que un recién nacido se encontraba en mal estado. La profesional constata que el niño estaba mal, cianótico e hipotónico. Se trataba de I.N.B.G., hijo de Julieta Guardia. El pequeño fue trasladado a la terapia intensiva, donde se constató bradicardia y se intentó una reanimación con un masaje cardíaco.
Galetto contó que el procedimiento de reanimación duró aproximadamente 45 minutos, más que lo habitual y que algo le llamó la atención: el bebé no tuvo respuesta inmediata al procedimiento. Aclaró que no es común que este tipo de pacientes no tengan ningún tipo de respuesta cuando se lo intenta reanimar. Para descartar malformaciones cardíacas, los profesionales realizaron un electrocardiograma y constataron latidos lejanos, algo compatible con un taponamiento cardíaco. “Los médicos tenemos un razonamiento clínico. Lo que primero pensamos son diagnósticos presuntivos”, comentó la profesional.
La segunda testigo que prestó testimonio este martes fue la neonatóloga Silvana Cagliero, quien hoy se encuentra jubilada. La profesional dio detalles sobre lo sucedido los días 18 de marzo, 26 de abril, 11 de mayo y 6 de junio del 2022. “Cuando ocurrieron los primeros casos, siempre se pensó en causas médicas. Se estudió la vitamina K y se puso la lupa en los efectos que pueda llegar a tener el Covid-19 en el embarazo. Todo estaba en investigación”, informó.
Sin embargo, después del 6 de junio, a partir del fallecimiento de A.G.C.R. –con la denuncia en la unidad judicial–, contó que fue convocada por la coordinadora del comité de seguridad del paciente, Adriana Moralez. También comentó que tres o cuatro eventos que se investigaban –tanto por muertes o descompensaciones de bebés– habían sido advertidos desde un principio por la misma enfermera: Brenda Agüero.
Finalmente, el obstetra Ariel Carretero contó cómo fue su guardia del 6 de junio, cuando le tocó asistir a Yoselin Rojas. “Lo que vivimos ese día fue espantoso. No es habitual ver bebés en ese estado, sin antecedentes de enfermedades previas”, informó. El médico contó que, después de la descompensación de esa bebé, continuaron trabajando en el centro obstétrico.
Coincidió en que –en un primer momento– se barajó la hipótesis de una falla en uno de los lotes de vitamina K. Sin embargo, después de lo que pasó el 6 de junio, “eso no tenía mucho sentido”. “Imaginé que alguien pudo estar provocando todo esto, pero es sólo una suposición”, finalizó.
Entre los 13 bebés que fallecieron o se descompensaron en el Hospital Neonatal de Córdoba hay coincidencias y divergencias, muertes casi inmediatas y evoluciones favorables, pinchazos solo en algunas víctimas, madres sanas y otras con patologías. También existen hilos conductores entre los casos. Y, por último, está la convicción de los peritos oficiales que pasaron por los tribunales, donde se juzga a la enfermera Brenda Agüero y a otros 10 imputados: la única explicación es que hubo una mano asesina.