miércoles 31 de mayo de 2023

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a El Ancasti. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
Editorial

El objetivo es la inclusión

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a El Ancasti. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE

La mejora ostensible de la calidad de vida de las personas con discapacidad, a partir de abordajes integrales que procuran su contención e inclusión social, debe anotarse como un logro social colectivo de los tiempos que corren, en lo que demasiadas veces se pone el acento en los fracasos o la ausencia de resultados positivos, sin destacar en su justa medida los pasos adelante que se van logrando paulatinamente. Es mucho lo que falta aún recorrer, pero los avances son innegables.

Las personas con síndrome de Down gozan cada vez de mayor autonomía e independencia para tomar sus propias decisiones a partir de la integración, primero, e inclusión, después, en el ámbito educativo. El acompañamiento familiar e institucional para que desarrollen una vida normal es clave para su futura inserción laboral.

Cada vez hay más conciencia respecto de que el síndrome de Down no es una enfermedad, sino una alteración genética que forma parte, y siempre lo ha hecho, de la condición humana. Desde el año 2011, a partir de una declaración de la Asamblea General de la ONU, todos los 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down. El objetivo es generar una mayor conciencia pública acerca de esta condición, evitando la estigmatización que durante mucho tiempo fue una actitud naturalizada.

El papel de la educación es central y los paradigmas se han ido modificando con el tiempo. Hasta hace no mucho tiempo, las chicas y chicos con síndrome de Down u otro tipo de discapacidad concurrían solo a las denominadas “escuelas especiales”. Es decir, estaban prácticamente excluidos de la educación común. Posteriormente se fueron integrando a las escuelas, pero con actividades especiales, en regímenes diferenciados del resto de los compañeros. La meta es lograr la inclusión total. ASDRA, la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina, brega por la inclusión, a la que define de la siguiente manera: “La inclusión, a diferencia de la integración, busca que todas las personas participemos y compartamos los mismos ámbitos. Se pasa de centrarse en el individuo, que antes era considerado como salido de la norma, a poner el énfasis en el ambiente, que es el que debe adaptarse a las personas. Desde la perspectiva de la inclusión, todas las personas conviven, se desarrollan juntas, toman las decisiones y comparten. Si hay una persona que tiene dificultades para participar de alguna manera, entonces es el ambiente el que debe ser modificado”.

Resulta fundamental que las niñas y niños con síndrome de Down sean contenidos y estimulados desde la más temprana edad. Solo así podrán desarrollar todo su potencial y capacidades para alcanzar las metas que se vayan fijando en la vida. Que logren autonomía e independencia es el principal de los objetivos. El cambio de paradigma debe profundizarse para que la inclusión alcance a todas las personas con esta condición.

Seguí leyendo
LO QUE SE LEE AHORA
palacios apunto a los peritos que estuvieron en la casa de rojas

Te Puede Interesar