El acuerdo entre las tropas de Javier Milei y Cristina Kirchner para voltear la ley Ficha Limpia en la Cámara de Diputados cierra el intenso año del tero. Con absoluto derecho a vanagloriarse por su proyección internacional, Milei arriba a su primer aniversario en la Casa Rosada maculado por un lunar martinfierrista que lo emparenta con la denigrada casta: de un lado pega los gritos, en otro pone los huevos.
La neutralización de Ficha Limpia despeja de obstáculos la participación en el proceso electoral del año que viene de CFK, condenada por corrupción en segunda instancia. Sea o no candidata, el protagonismo de la expresidenta resulta indispensable para darle carácter nacional a los eventuales triunfos distritales que La Libertad Avanza consiga.
CFK le sirve a Milei para disimular la extrema fragmentación de la escena política. Sin ella en el campo de juego sería muy arduo explicar que, fuera del área metropolitana, las listas libertarias para el Congreso enfrentarán a las que diseñen los gobernadores.
Si los criterios ideológicos se reemplazan por los topográficos, se advertirá que Milei lidera las encuestas pero comparte con su enemiga una dificultad: la fragilidad de sus estructuras en el interior y las restricciones que esto implica para incidir en las candidaturas y los resultados del medio término.
De ahí los esfuerzos que CFK hizo para presidir el PJ, que es su herramienta para tratar de armar una oferta kirchnerista nacional, aunque sea en apariencia.
De ahí también que Milei, que no puede ser candidato para traccionar la propuesta legislativa libertaria en las provincias, la necesite como “sparring”. La potencia simbólica de la figura de CFK le permitirá federalizar sus resultados al margen de cómo le vaya en CABA y Provincia de Buenos Aires, en el peor de los casos atribuir un fracaso a la traición de quienes se empecinan en contrariarlo.
Simetría
Algo de esto se coló en los estrafalarios argumentos ensayados para justificar la connivencia de Ficha Limpia.
La Libertad Avanza emitió un comunicado oficial para responder las duras recriminaciones del PRO de Mauricio Macri por la defección parlamentaria. “No vamos a permitir que salden frustraciones del pasado con un proyecto hecho a medida para que gobernadores feudales hagan abuso de su influencia en la justicia y proscriban a sus opositores”, dice uno de sus párrafos.
Los “degenerados fiscales” de otrora pasan a ser señores feudales prestos a la proscripción.
Cualquiera sea la denominación que se les asigne, sin embargo, los gobernadores fueron el engranaje clave para que Milei conjurara vía vetos y decretos de necesidad y urgencia los desafíos a su autoridad del Congreso. Este rol se confirmó cuando se evitó la reforma de la ley que regula el trámite parlamentario de los DNU.
A cambio de estas colaboraciones, los gobernadores consiguieron ampliar su autonomía financiera con la reposición del coparticipable impuesto a las Ganancias y las retribuciones correspondientes a su respaldo en cada encrucijada legislativa.
Sugestivas convergencias: algunos de los feudales de Milei podrían superponerse con los traidores de CFK.
Milei quiere el año que viene sepultar a Mauricio Macri en el cuadrante ideológico derecho; CFK, recuperar las riendas del peronismo y el liderazgo del cuadrante izquierdo.
Los objetivos de ambos son simétricos: embridar los cacicazgos territoriales induciéndolos a involucrarse en la polarización, anular el centro.
La nitidez con que asomó el esquema en el episodio Ficha Limpia obligó a recrudecer la estrategia del tero en el ala libertaria.
El sonido y la furia despistan. Los huevos están en otra parte.
Fachada narrativa
El acuerdo por Ficha Limpia forma parte de un combo que incluye, aparte de la continuidad de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados, la derogación de las PASO.
Esto obligaría a negociar con CFK para jugar dentro del PJ y angostaría hasta el anonadamiento la posibilidad de que el macrismo esgrima la posibilidad de parar listas propias en una eventual interna bajo el paraguas de una alianza con La Libertad Avanza; o lo que es lo mismo: empujaría a Macri a arriesgarse a la disputa electoral abierta si no se somete a las condiciones de Milei, particularmente en la Ciudad de Buenos Aires que gobierna su primo Jorge.
Pero más que estas sofisticaciones estratégicas de mediano alcance, Ficha Limpia verificó la distancia que media entre las palabras y los hechos en la mesiánica narrativa libertaria, muy superior a la habitual en política.
Las rabiosas diatribas contra la casta sindical, por ejemplo, contrastan con la contribución libertaria al fracaso en la Cámara de Diputados del intento por aprobar la ley de Democracia Sindical, tendiente a terminar con la perpetuación de los sindicalistas en sus cargos. Esto, complementario a que la administración libertaria no ha hecho nada para erradicar el aporte sindical compulsivo, ni ha profundizado en indagaciones sobre los entuertos en la administración de las obras sociales. Los sindicalistas siguen de lo más chulos, inmunes a unos agravios verbales que a esta altura poco pueden sumar a su proverbial desprestigio.
Los aprontes de guerra de exterminio a los sindicalistas de Aerolíneas Argentinas también quedaron en gre-gre, sin avanzar a Gregorio.
Curioso. Tanto Ficha Limpia como la Democratización Sindical formaban parte de las “leyes anticasta” que Milei anunció en su enérgico discurso de apertura de las sesiones del Congreso en marzo.
La reforma para terminar con los privilegios de la AFIP, que embucha el 1,9% de lo que recauda para financiar sus sabrosos emolumentos, se circunscribieron al cambio de nombre.
Las promesas de auditar las universidades públicas se enterraron una vez que se domesticó a la casta universitaria.
Una variante de la estrategia del tero se dio en al tratamiento de la ley para combatir la ludopatía infantil, que está haciendo estragos. Las restricciones a la operación y publicidad de las casas de apuestas on line obtuvieron media sanción, pero en la resistencia a la norma libertarios y macristas coincidieron con los diputados que responden al senador nacional Martín Lousteau y el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, radicales progresistas porteños y enemigos jurados de Milei que, en este caso particular, depusieron convicciones para enfilarse con los intereses del binguero Daniel Angelici, propietario de los huevos protegidos.
Obra magna
El “capo labore” de la fachada retórica está todavía en desarrollo.
La anuencia kirchnerista para que el controvertido juez federal Ariel Lijo ingrese a la Corte Suprema, meneada como cebo en el dictamen de la comisión de Acuerdos, está supeditada a negociaciones que incluyen 150 puestos en la Justicia Federal, el Procurador del tribunal –jefe de los fiscales- y la silla del catedrático Manuel García Mansilla, propuesto por Milei junto a Lijo.
O los dos o ninguno dicen los libertarios mientras anuncian que, llegado el caso, los meterán por decreto. El kirchnerismo amenaza, por su parte, con rechazar el hipotético decreto.
Parece punto muerto, pero hay que esperar. El año del tero podría evolucionar a temporada. Por ahí las bullas camuflan una tregua para formatear el Poder Judicial.