Despidos y suspensiones. El cierre de fábricas por la caída del consumo destruye el empleo registrado.
El contraste entre la narrativa oficial de estabilidad macroeconómica y el deterioro palpable de la economía real se profundiza día a día en la Argentina. Mientras el Gobierno nacional celebra indicadores que exhiben cierto equilibrio fiscal o una moderación inflacionaria, la vida cotidiana de millones de personas transcurre en un escenario muy distinto, con salarios que pierden poder adquisitivo, cierres de plantas, suspensiones masivas y un mercado interno cada vez más deprimido, incluso para sectores productivos históricamente sólidos.
Mientras el ministro Luis Caputo anuncia con entusiasmo el “retorno a los mercados financieros internacionales”, en paralelo se conocen decisiones empresarias que revelan otra realidad: numerosas fábricas e industrias dejan de producir para reconvertirse en importadoras, como los casos de la fábrica de ollas Essen o de electrodomésticos Whirpool. Esa transición, favorecida por la apertura irrestricta de importaciones, arrastra un volumen considerable de despidos que golpea de lleno a trabajadores, familias y economías regionales.
En otros casos, aun sin llegar al recorte definitivo de personal, se multiplican las suspensiones vinculadas a la brusca caída del consumo. El derrumbe del ingreso disponible achicó el mercado interno a niveles críticos y empujó a un escenario recesivo que ya no se circunscribe a rubros con competencia externa. La novedad más preocupante es que incluso sectores tradicionalmente competitivos, como el alimenticio, registran caídas pronunciadas de ventas y consecuentemente reducciones de turnos de producción o suspensiones masivas, como el caso de Georgalos o la multinacional Mondelez, que fabrica marcas reconocidas como las galletas Terrabusi, Óreo y Milka.
El problema central es que la administración de Javier Milei parece restarle importancia a esta dinámica. Prioriza contener la inflación mediante bienes baratos que llegan del exterior, sobre todo de China, por sobre la preservación del empleo formal. Muchos de los trabajadores que pierden el empleo registrado y de calidad como el fabril, se ven obligados a desempeñarse en actividades informales y de baja calidad.
Cuando la macroeconomía se vuelve un dogma desconectado de sus efectos sobre la economía real, el resultado es un equilibrio frágil y socialmente costoso. Cuando la macroeconomía se vuelve un dogma desconectado de sus efectos sobre la economía real, el resultado es un equilibrio frágil y socialmente costoso.
Catamarca emerge como una de las provincias más castigadas por las políticas del gobierno central. Entre noviembre de 2023 y mayo de 2025, nuestra provincia sufrió una retracción del 7,9% en el empleo privado registrado. Esto significa que, en términos absolutos, Catamarca perdió 3.107 puestos de trabajo privados registrados. Este declive, que continuó desde mayo hasta la fecha aunque no hay hasta el momento cifras actualizadas, sitúa a Catamarca dentro del grupo de jurisdicciones cuya caída de empleo es superior a 5%, junto a otras provincias como Chaco, Misiones, Formosa, Santiago del Estero, La Rioja, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
El ordenamiento macroeconómico es un objetivo necesario. Pero la estabilización no es un fin en sí mismo, sino una condición para mejorar la vida de la población. Cuando la macroeconomía se vuelve un dogma desconectado de sus efectos sobre la economía real, el resultado es un equilibrio frágil y socialmente costoso. Esta advertencia no proviene solo de economistas heterodoxos, sino también de referentes ortodoxos cercanos a la visión del Gobierno, que reconocen que la obsesión por la macro, acompañada de un desinterés sistemático por la actividad cotidiana, constituye una paradoja que obstaculiza cualquier recuperación sostenible.
La brecha entre la estabilidad que se celebra en los despachos oficiales y la crisis que enfrentan los hogares revela una fractura estructural que, si no se corrige, alimentará conflictos, profundizará tensiones y agravará el deterioro social.
