El último informe del SEDRONAR y el INDEC sobre consumo de sustancias, recientemente publicado, corrobora que son las personas pertenecientes a los sectores de menor formación educativa las que mayores problemas deben enfrentar...
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El último informe del SEDRONAR y el INDEC sobre consumo de sustancias, recientemente publicado, corrobora que son las personas pertenecientes a los sectores de menor formación educativa las que mayores problemas deben enfrentar, no solamente porque son las que más consumen drogas ilegales peligrosas, sino también porque disponen de menos recursos informativos para acudir pidiendo ayuda o asistencia.
El estudio, que recopila información recabada el año pasado, permite constatar, respecto del consumo de cocaína, cómo incide según el grado de instrucción. El porcentaje de personas que calificaron como “grave” el consumo de drogas en su barrio crece mientras menor es la formación académica conseguida. El 55,8% de quienes respondieron no tener instrucción y/o el primario incompleto indicó que el consumo de drogas en su barrio es grave, mientras que entre quienes tenían un nivel terciario o universitario incompleto, el porcentaje bajó a 17,8%.
También considerando el nivel de estudios alcanzados por los encuestados en el trabajo de los organismos oficiales nacionales se aprecia la distancia existente entre los que conocen algún espacio de atención o programa de prevención por consumo de sustancias local y los que no. En este caso, la ecuación se invierte: quienes más instruidos se declararon consideraron que sí existen estos espacios en un 22,1%, mientras que el porcentaje caía al 12,1% entre quienes señalaron que no tuvieron instrucción o tenían el primario incompleto.
De modo que se observa que las personas con menor grado de instrucción no solo perciben al consumo de esta droga dura como un problema mucho más presente en el espacio en el que viven, sino que además ignoran en una proporción más alta a qué lugar recurrir para recibir asesoramiento, contención o asistencia cuando el consumo es problemático. Aunque no se pueden extrapolar directamente los datos vinculados al grado de formación académica a los ingresos, es posible sostener que, en términos generales, las personas con menor instrucción escolar poseen menores ingresos que los de mayor formación educativa. Si bien no hay precisiones en el estudio, en los sectores de mayor vulnerabilidad social se consumen drogas muy adictivas y dañinas para la salud, como el paco y el pegamento para inhalar.
El estudio arrojó otros datos preocupantes que merecen la atención de las autoridades. Respecto del consumo de cocaína, una de cada 20 personas (5%) admitió haber consumido por lo menos alguna vez en su vida esa sustancia. En el caso de los varones, la proporción sube hasta casi el 8%.
La realización periódica de este tipo de trabajos aporta información valiosa que debe ser analizada minuciosamente y sistematizada, a los efectos de que se generen medidas concretas de abordaje del problema del consumo de drogas ilegales, pero también alguna legales, como los psicofármacos, el alcohol o el tabaco. De la lectura de los datos se infiere que el énfasis deberá ponerse en los sectores de mayor vulnerabilidad económica y en sectores con bajo nivel de instrucción, a los efectos de morigerar el consumo y además para mejorar la calidad de la información respecto de las instituciones que pueden contener y ayudar a los personas con consumo problemático.