El encuentro contó con la participación de la ministra de Salud, Carla Vizzotti; su par de Educación, Jaime Perczyk, y representantes de ambas áreas de las 24 jurisdicciones del país, y sirvió para terminar de definir las nuevas pautas en función de los consensos alcanzados con la participación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Unicef, Unesco, la Sociedad Argentina de Pediatría, la Defensoría de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y los diferentes gremios docentes.
“Nosotros tenemos que hacer del 2022 el año de la educación, y eso quiere decir que la normalidad vuelva a existir en los colegios y volver a llevar a quienes se alejaron al lugar donde, estudiando, están forjando su futuro”, afirmó Fernández.
Y concluyó: “Mientras invirtamos en educación, en ciencia y tecnología, vamos a estar invirtiendo en una mejor sociedad y así vamos a hacer de estos jóvenes, jóvenes con futuro”.
Por su parte, la ministra Vizzotti calificó como “histórica y emocionante” la preparación previa al retorno de los alumnos a clases, y aseveró que el proceso está “sostenido con información porque es muy dinámico lo que sucede”.
“Lo que planteamos hoy es diferente del año pasado por las evidencias científicas” que existen, dijo y al mismo tiempo ratificó “el compromiso enorme para trabajar con consenso, con diálogo y con federalismo”.
En el mismo sentido, el titular de la cartera educativa agradeció “la presencia, la participación y el compromiso de los 24 ministros de Salud y Educación de todo el país”, y consideró que es muy importante que “este año tengamos un ciclo lectivo que repare, que reconstruya, que reencuentre, recupere y marque un nuevo camino para todos los argentinos y las argentinas”.
El protocolo para la vuelta a las clases presenciales en los niveles inicial, primario y secundario consta de seis pilares: asistencia cuidada, vacunación, uso de barbijo, ventilación, higiene y limpieza, y distancia.
Las pautas, que se fueron definiendo en reuniones previas de ambos Consejos, buscan ser sencillas, posibles y tendientes a garantizar la presencialidad plena en condiciones de pandemia para que, tanto docentes como estudiantes, recuperen espacios de aprendizaje, expresión y disfrute.
Entre otras medidas, el documento establece que la escuela deberá recabar la información sobre la inmunización contra COVID-19 de toda la comunidad educativa, así como la del calendario nacional de vacunación.
Si bien se eliminan las burbujas, ante la presencia de síntomas o malestar general -asociado o no al COVID-19-, el personal y los alumnos no deben acudir a clases y deben permanecer en aislamiento siguiendo los criterios vigentes. Al mismo tiempo se recomienda que realicen la consulta médica correspondiente.
En caso de que no sean compatibles con COVID-19, luego de 24 horas sin síntomas podrán volver a la escuela, pero ante la presencia de casos confirmados se debe cumplir el aislamiento previsto, así como las medidas dispuestas ante contactos estrechos según la condición de vacunación.
La sospecha y confirmación de casos no implicará necesariamente el cierre del aula ni la interrupción de la presencialidad. Frente a sospechas de brotes (al menos tres casos confirmados en el aula asociados epidemiológicamente en un periodo igual o inferior a 7 días), la autoridad sanitaria realizará la evaluación de riesgo pertinente y se encargará de definir en conjunto con las de educación las medidas a adoptar.
A partir de primaria, el uso de barbijo es obligatorio y debe estar bien ajustado a la cara durante toda la jornada educativa en espacios cerrados. La ventilación deberá ser cruzada y constante, se deben higienizar regularmente los ambientes y mantener una adecuada limpieza de manos y se priorizará la distancia en los momentos en que no se utilice barbijo.
Recomendaciones para garantizar 190 días de presencialidad plena, segura y continua:
La escuela deberá recabar la información sobre la vacunación contra COVID-19 de toda la comunidad educativa, así como la del calendario nacional.
Se eliminan las burbujas.
Asistencia cuidada: ante la presencia de síntomas o malestar general -asociado o no a COVID-19-, el personal y los alumnos no deben acudir a la escuela y deben permanecer en aislamiento siguiendo los criterios vigentes. Se recomienda que realicen la consulta médica correspondiente.
Si los síntomas no son compatibles con COVID-19, luego de 24 horas sin ellos puede volver a la escuela.
Ante la presencia de casos de COVID-19 se debe cumplir el aislamiento previsto de los mismos, así como de las medidas ante contactos estrechos según condición de vacunación.
La sospecha y confirmación de casos NO implica necesariamente el cierre del aula ni la interrupción de las clases presenciales.
Uso de barbijo a partir del nivel primario: debe tapar nariz, boca y mentón, bien ajustado a la cara y durante toda la jornada educativa en espacios cerrados.
La ventilación debe ser cruzada y constante.
Higienizar y limpiar regularmente los ambientes y mantener una adecuada higiene de manos.
Priorizar la distancia en los momentos en que no se utilice barbijo.
Se sospechará de un brote de COVID-19 en el aula en presencia de al menos 3 casos confirmados entre alumnos/as de un mismo aula -o alumnos y docente, para el caso de docentes permanentes- asociados epidemiológicamente, en un periodo igual o inferior a 7 días.
Se promoverá el estudio etiológico de los brotes (confirmar los primeros casos con pruebas de laboratorio y los casos asociados por nexo epidemiológico) para identificar el riesgo de transmisión.
En ese caso se notificará a los familiares de los estudiantes y al personal relacionado al aula.
Frente a sospechas de brotes, la autoridad sanitaria realizará la evaluación de riesgo pertinente y se encargará de definir junto a las autoridades educativas las medidas a adoptar.
Este documento fue elaborado por las áreas técnicas del Ministerio de Salud de la Nación con los aportes recibidos del Ministerio de Educación de la Nación, UNICEF, la OPS, la Sociedad Argentina de Pediatría y la Defensoría Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes.