Ramón “Pato” López, durante 13 años (1973-1986) campeón de atletismo de Catamarca, relató una experiencia personal de fe tras intervenir en una competencia en Santiago del Estero en fecha de una procesión de la Virgen del Valle.
El relato de López es el siguiente: “Me veo en la obligación de narrar esta historia para los creyentes de nuestra religión, un caso que nos tocó vivir a un grupo de cinco atletas que fuimos a participar en una prueba atlética en la provincia de Santa Fe (en Ceres), límite con Santiago del Estero, a la cual viajamos primero con combinación a Santa Fe.
En ese viaje que fue el 10 de diciembre de 1986, volvían los peregrinos de la fiesta de la Virgen del Valle, los cuales en el micro hacían cánticos a nuestra morenita, ellos provistos de cantimploras y bastones que usan para hacer la travesía (Santiago del Estero a Catamarca). Con mis compañeros nos reímos de lo mismo.
Continuamos el viaje y participamos de la prueba, los cinco hicimos una buena competencia y recibimos buenos trofeos, hasta ahí todo en popa. Luego emprendimos el viaje de regreso, el micro que veníamos empezó con fallas, llegamos a la terminal de Santiago con retraso, perdimos la combinación Santiago-Catamarca.
Con el chofer del micro me hice amigo y nos dijo que no nos hagamos problemas, que cuando desciendan los pasajeros nos hacía el favor de llevarnos en el mismo micro hasta la ruta para hacer "dedo", porque no había boletos disponibles por las fiestas de fin de año.
Ahí comenzó el calvario, con el grupo ya organizado decidimos que si alguien se paraba viajarían primero dos atletas (eran dos mujeres y tres varones), viajarían hasta un punto en donde nos volveríamos a unir y así fue que llegamos a un lugar donde nos unimos, todo esto lo hicimos en la ruta (peor que los peregrinos con el equipaje y los trofeos), lo más complicado era la falta de agua y comida.
Comenzamos a caminar, pasamos por Cerrillos hasta llegar a Lavalle como a las 21 hs, de las 6 hs de la mañana que salimos de Santiago. En todo este trajín yo pensaba que la morenita Virgen del Valle nos estaba haciendo ver que prácticamente nos habíamos burlado de aquellos peregrinos. Llegamos a nuestros hogares con parásitos que hay en el campo (piojos y garrapatas).
Esto fue una experiencia de credibilidad y respeto hacia nuestros santos, por eso tanto respeto a nuestra Virgen Morenita del Valle que me enseñó a descubrir la fe”.n
