lunes 13 de enero de 2025
LA VIDA EN SONETOS

Como "conjuro contra la oscuridad"

El autor catamarqueño Julio Misael Herrera presentó su nueva obra literaria.

El pasado martes 12 de noviembre se presentó en el Salón Calchaquí de Catamarca "La vida en sonetos", el más reciente libro del escritor Julio Misael Herrera, mi papá.

Lo presentó Karina Tapia tan magistralmente, tan amorosamente, tan cuidadosamente, que hoy no hay palabras mejores para describir su obra.

Hubo (no podía no haber) musiquita. La trajo Daiana Billoni, una musicaza que podría y debiera estar recorriendo el mundo con su guitarra, con su talento y precisión, pero que en vez de eso a veces tenemos casi el irreal privilegio de escucharla en nuestra peatonal Rivadavia, así nomás, al compás del murmullo del hormigueo de gente que de tan apurada se ha vuelto sorda, ciega, inconmovible.

Estuvo Hilda Angélica García, presidenta de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) Filial Catamarca, y condujo la locutora Mariana Ventrice. La sala tuvo una importante concurrencia, en cantidad y en calidad.

Estuvo mi compañero, mi amor, al pie de todos los cañones, Álvaro Molina, ofreciendo el libro, aunque esta vez no era de Editorial de las Bermudas, su editorial.

Hubo amigos, amigas, artistas, escritores y escritoras, otros y otras virtuosos y virtuosas cuya generosidad desconoce las cosquillas corrosivas del logro ajeno, y en cambio ebulle en una algarabía que se vive como propia, por el par, el compañero, y al final por el arte, que siempre trasciende y que siempre, SIEMPRE, RESISTE.

"La vida en sonetos" está lleno de eso, de vida, de resistencia, de amores y esperanzas, de porrazos y desolación, de humanidad.

Yo apenas puedo leerlo, lo confieso.

Es que ese conjuro contra la oscuridad que ha sido exprimir la pluma entre espasmos, entre convulsiones del alma, me acaricia y me retuerce, y me dan ganas de ser mágica y de que mi amor solito pueda sanar un poquito, como un beso en la cicatriz, las nanas del autor.

El coraje de ese hombre lo agiganta, el coraje de ese hombre entero a fuerza de juntarse en pedazos y pegarse con saliva en su guarida, estación tras estación grita a cuero pelado que sí, que este también es, a veces, su infierno, su purgatorio, y que así igual se lanza a la conquista, sin tregua, de los instantes de su paraíso. Cada día,

Te admiro, papá. Te amo en idiomas que no caben en letritas. ¡De todo corazón!

Texto: Gentileza Natalia Herrera

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