domingo 2 de febrero de 2025
128° ANIVERSARIO DE LA SOCIEDAD ITALIANA

Más italianos que nunca

Luego de los festejos anuales, los miembros de la comisión directiva opinan del presente y del pasado de una comunidad profundamente arraigada en la sociedad argentina y, particularmente, en la catamarqueña.

Por Redacción El Ancasti

A poco de celebrar con una serie de actos culturales y sociales un nuevo aniversario de su creación, la institución que agrupa a las familias descendientes de los pioneros inmigrantes del país hermano, sigue apostando al futuro y abre las puertas para que los más jóvenes “se acerquen y tomen la posta”.
Son todos referentes de aquella Italia que aprendimos a querer. Ya sea por haber nacido allá, como Ángela Cattaruzza, y aún colaborar en la institución. Por ser hijos o nietos de aquellos “tanos laburantes” como Luis Dré -el actual presidente- o Gabriel Filippín. Por ser la depositaria de “nuestra historia” con una vida de compromiso y dedicación a la patria adoptiva, tal como Ana María Alessandro. O por el apego aprendido de los mayores volcado en un presente participativo, como la vicepresidenta Silvana Ginocchio, Stella Sartor, Olga Dré y varios más que integran la actual comisión.
“Es un trabajo muy a pulmón el nuestro”, se sinceran tal como sucede en cualquier labor dirigencial de la difícil sociedad de los milennials. “El problema es el compromiso por parte de los asociados. Se va perdiendo la identificación, porque estamos hablando de segundas y de terceras generaciones. Todo nuestro trabajo, desde hace años, viene siendo sobre eso: fortalecer ese vínculo y la identificación con la institución”, expresan con profundo sentido de pertenencia a una patria transmitida de padres a hijos.


“Cuesta muchísimo, sobre todo en Catamarca, el tema de las instituciones. Siempre hay un grupo chico que trabaja y el resto… Antes, los viejos decían ‘quiero ser de la Sociedad Italiana’. Ahora proponés eso mismo y te responden ¿qué me dan? Yo tengo una respuesta para eso. Le digo: el sentido de pertenencia a una institución como la Sociedad Italiana, con 128 años de prestigio, una trayectoria intachable. ¿Querés algo más? Todos buscan el beneficio. El ‘qué me das’”, resume el presidente, que junto con el tesorero son los dos únicos varones en la actual comisión.

EL DESARRAIGO
Quedan en Catamarca muy pocos italianos nativos. Ángela es la única en la comisión y una de las pocas en la provincia. “Hay otros que no están integrados, son mayores. Lloran, extrañan su tierra. Por eso no vienen…”, opina uno y abre el debate. “Yo lo viví tan solo por haberme ido a estudiar. Estar allá lejos, aunque tenía todo económicamente asegurado… ¿sabés la angustia que es? Y cuando no te llegan las cartas, que demoraban meses... No había forma de comunicarse. El desarraigo es tremendo, es una angustia que no se va nunca”, testimonia Ana María.


Sin embargo, cada situación es diferente. “Nuestro nonno vino y era al revés. Él decía yo soy argentino porque Argentina me abrió los brazos me dio la posibilidad de ser lo que soy, de tener lo que tengo. Tenía DNI, pero la nonna no”, recuerda Dré.


Otro caso cuenta Silvana: “Mi abuelo, después de bastante tiempo, y de estar trabajando acá en Argentina y en Catamarca, vino por la radio, se nacionalizó argentino y lo hizo porque quería tener la posibilidad de votar. No quería seguir sintiéndose un extranjero dentro de este país”. Sobre el regreso, da cuenta de que “son pocos los que se animaron a volver. Él, cada vez que se le presentó la oportunidad dijo que no. Posiblemente fue por los recuerdos, ya no estaban los padres, ni los amigos. Llegaban las fotos numeradas, las cartas de luto con un borde negro con la foto de la persona que había muerto y la fecha de nacimiento y muerte. Era muy fuerte”.

 

EL ‘MEJOR VIVIR’


La sociedad de consumo en la que vivimos ha trastocado ciertos valores. Y, por cierto, el contexto en el que se desenvuelve la vida actual es muy diferente al de los pioneros. “Acá todo lo que hay se hizo laburando un fin de semana. ‘Asado este fin de semana para levantar una pared. Cada uno poniendo de su bolsillo’, era siempre la consigna.


“(Hoy pareciera que) el mejor vivir es el tener, y no es así. Yo lo veo en el nonno. El mejor vivir era esto: reunirse con los amigos, comer unos tallarines, tomar aunque sea agua, pero estar juntos y conversar. Desgraciadamente eso ha cambiado y el mejor vivir es decir ‘tengo el mejor auto, tengo esto o aquello’.

 

MANTENER LA VIGENCIA


Sobre lo difícil que es mantener vigente a una institución de colectividades, Silvana Ginocchio, quien es diputada nacional y que, más allá de sus ocupaciones, se hace un tiempo para seguir participando de las actividades que organizan, opina que “hubo acá en la Sociedad Italiana una preocupación y una responsabilidad muy grande por su sostenimiento. Quienes nos precedieron fueron sumamente cautelosos y antepusieron cuestiones personales a la permanencia de la institución”.
Y siguen así. Toman decisiones, tienen un presidente y reuniones semanales. "Se trata de juntarnos y de hablar. Hay veces que acordamos y otras que no. ¡Pero las mujeres nos hacemos sentir!”, expresan sin dudar.


Es que lo llevan en la sangre y se sienten más italianos que nunca. Quizás por lo duro que fue la adaptación en tierra extraña, es que aún hoy perduran reminiscencias de un corazón tal vez dolido. Dice Ángela: “Cuando era chica, ser descendiente de italianos en Catamarca era al revés de lo que pasa hoy, se lo desvalorizaba. Era ser inmigrante, hasta nos discriminaban. Pero cambió: esa misma gente es la que empezó a buscar si ellos son descendientes de la colectividad. Hubo entonces una revalorización del italiano, de su cultura y de su obra”.


Por ese orgullo, anhelan seguir en el camino de recuperar las tradiciones de la península de la que partieron sus ancestros. Esas que los propios habitantes del pueblo de Paderno del Grappa supieron reconocer -intactas y puras- en las 23 familias descendientes que viven en Catamarca.
Inflan el pecho cuando admiran los edificios erigidos por los hermanos Caravati, por Offredi, por Spreáfico… que le dan una impronta inconfundible a la arquitectura de la ciudad. O cuando suena una ópera de esas que hacen temblar las piernas.
Pero también aspiran a que los jóvenes se integren activamente a la vida de la institución y que la familia italiana de Catamarca se reúna a comer polenta blanca, bruschettas y spaghettis como en tiempos no lejanos.
Y valoran la sabiduría o la memoria de los viejos “tanos” que supieron transmitir y conservar el amor a la Patria, la firmeza del trabajo, el cuidado de la prole y el trabajo en familia.
Mientras tanto, se reencuentran, se reconocen y valoran cada acción, cada obra, cada gesto, por pequeño o simple que sea.
No es poco. En los tiempos que corren, cada paso vale, el tiempo ya es inversión y la permanencia es tan pero tan escasa, que parece crecimiento.

Textos: Carlos Gallo
Fotos: Ariel Pacheco

 

PROYECTOS Y ACCIONES


Anclados en la realidad, no miran para otro lado. Tratan de ayudar en algunas campañas solidarias para algún comedor o cosas así. Pero básicamente, como institución, lo que les interesa siempre es mantener la historia. “Somos muy ricos en cultura, la música, el arte…”, expresan con orgullo.
El anteaño pasado hicieron la muestra de la familia italiana, una recuperación de imágenes a través de las redes sociales que funcionó de maravillas.


“A partir de Pavarotti, hay una integración de la ópera con todo lo demás. Tratamos de hacer un poco eso en Catamarca”, piensa Ángela, y Ginocchio recuerda que “cuando estábamos en mejor situación económica hicimos espectáculos públicos en la peatonal, lo hicimos varios años y fue increíble cómo la gente se paraba”.


Sueñan con recuperar el teatrino que aún existe en una de las esquinas de la sede de Mariano Moreno y Camilo Melet y tienen en carpeta reformas que aguardan financiamiento o mejores tiempos.
Mientras tanto, proponen para septiembre (día del inmigrante) un proyecto gastronómico con una figura nacional que, por ahora no han podido confirmar pero que, de concretarse va a dar que hablar.


LA COMISIÓN


Presidente: Luis Dré, Vicepresidenta: Silvana Ginocchio, Secretaria: Stella Sartor, Tesorero: Gabriel Filippín, Vocales: Ángela Cattaruzza, Ana María Alessandro, María y Lita Prevedello, Revisores de cuenta: Cristina, Juan Baroni, Teresita Romero Lozada, (titulares) Claudia Ginocchio, Olga Dré, Nena Maubecín, Graciela Mentasti, Humberto Basso, Marcelo Savio, Ogas y Pablo Maggini.
 

Seguí leyendo

Te Puede Interesar