martes 19 de marzo de 2024
editorial

Para atenuar desequilibrios

Por Redacción El Ancasti

Como un hecho histórico han caracterizado los gobiernos de las principales potencias mundiales el acuerdo alcanzado recientemente por los ministros de finanzas de Estados Unidos, Canadá, Japón, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido para fijar las bases de un nuevo sistema fiscal mundial, a partir de la fijación de un impuesto mínimo global del 15 por ciento a las grandes corporaciones multinacionales.

La medida tiene un doble propósito: por un lado, procura evitar la elusión impositiva de los grandes grupos económicos, que abren cuentas en guaridas fiscales y debilitan las finanzas de los Estados nacionales en los que operan; y, por otro, morigerar los desequilibrios que surgen del propio desarrollo del capitalismo en su etapa trasnacional.

La estrategia tiene como origen a los Estados Unidos. Su presidente, Joe Biden, pretende recaudar a través de este impuesto los dólares suficientes como para financiar su ambicioso plan de infraestructura. La nación norteamericana propuso que el mínimo sea del 21 por ciento, es decir, 6 puntos porcentuales más que la que finalmente se acordó.

El hecho de que 7 de las naciones más poderosas del planeta hayan alcanzado ese acuerdo no implica un cambio automático de las reglas del juego a nivel global, pero la incidencia de estos países hace presuponer que habrá acuerdos en el mismo sentido más amplios, por ejemplo en el contexto del G20 y en el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). 

Precisamente en este último organismo se debate la aplicación de un impuesto extraordinario que también se aplica a las grandes corporaciones para financiar gastos ocasionados por la pandemia. Tributos con el mismo propósito ya rigen en varios países, entre ellos Argentina.

De todos modos, el anuncio del acuerdo no significa que la reingeniería del sistema tributario global sea inminente. Los analistas internacionales recuerdan que durante la crisis financiera internacional de 2009 el G20 anunció medidas de transformación de fondo que preanunciaban el fin de los paraísos fiscales. Pero transcurridos  12 años de aquella coyuntura nada ha cambiado respecto de esos mecanismos de elusión impositiva.

Alex Cobham, director de Tax Justice Network -Red por Justicia Fiscal?, en español-, que es una coalición independiente de investigadores y activistas preocupados por los supuestos efectos dañinos de la evasión de impuestos, la competencia fiscal y los paraísos fiscales, declaró que si bien la iniciativa es concreta, "por el momento solo tenemos palabras. Si esta propuesta efectivamente se llega a aplicar con los principios y mecanismos que propone la OCDE será el cambio más grande de los últimos 100 años en reglas fiscales".

La pandemia y la renovada voluntad de gobiernos de algunas potencias internacionales han obligado a replanteos inéditos en el esquema tributario global. Reformulaciones que por ahora solo se dan en el plano teórico, pero que si se concretan en la práctica podrían traer aparejadas transformaciones que contribuirían a una mayor equidad en la distribución de los ingresos a nivel internacional.

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