El tremendo hecho de brutalidad policial ocurrido el domingo pasado en Tinogasta, que fue denunciado y ahora es objeto de investigación, debería servirle al ministro de Seguridad, Gustavo Aguirre, para corroborar que su discurso respecto de un cambio de paradigma en materia de Seguridad en Catamarca se cumple en la práctica, particularmente en lo referido al combate a la violencia institucional y los apremios ilegales.
El hecho mencionado aconteció en el marco de un procedimiento realizado por efectivos policiales de la Comisaría de Tinogasta en el paraje Cachuyuyo para desactivar picadas de moto. En el lugar, un patrullero atropelló, según la denuncia, deliberadamente a un joven, provocándole una fractura expuesta en su pierna izquierda. Además, los policías habrían golpeado a la novia de la víctima.
El combo de irregularidades se completó con el presunto abandono del joven, que debió ser trasladado al hospital en el vehículo del padre, y con la negativa policial a recibir la denuncia por los supuestos apremios.
No parece ser un hecho aislado: en menos de un año, la policía tinogasteña acumula tres denuncias graves por brutalidad, y lo mismo sucede con efectivos de otros puntos de la geografía provincial. En rigor, los apremios ilegales perpetrados por las fuerzas de seguridad son un clásico. Y son muchos más que los que se denuncian. Por eso, uno de los objetivos planteados por el ministro de Seguridad, Gustavo Aguirre, al momento de asumir hace ya ocho meses, es cambiar el paradigma en materia de seguridad, lo que implica “profesionalizar a la policía provincial”.
Respecto de los casos de brutalidad policial, el ministro Aguirre siempre fue enfático en resaltar la voluntad política de combatirla
Algunos avances ya se pueden mencionar, sobre todo en materia de atención a las víctimas de violencia de género, capacitación del personal en el marco de la Ley Micaela, mayor apertura y flexibilización en la admisión en la Escuela de Cadetes, con la inclusión en la fuerza de todas las identidades de género que así lo deseen. El ascenso de mujeres a puestos jerárquicos de la fuerza se inscribe también en los aires de renovación y transformación con los que Aguirre quiere ventilar los espesos recintos policiales.
Respecto de los casos de brutalidad policial, el ministro siempre fue enfático en resaltar la voluntad política de combatirla: “Vamos a bregar por una institución policial cada vez más jerarquizada, profesional y reconocida socialmente. Por ello, no vamos a avalar el accionar de aquellos que actúan por fuera de los límites de ley”, dijo a poco de asumir, en una visita que le realizó al director provincial de Derechos Humanos, Hernán Velardez.
La sucesión de denuncias presentadas contra efectivos policiales por apremios ilegales y violencia institucional radicada en los últimos meses, en particular la última de Tinogasta, que presenta ribetes dramáticos, son una gran oportunidad para que la conducción política de Seguridad demuestre esa voluntad de perseguir y castigar a los policías que no cumplen con la ley.