jueves 21 de marzo de 2024
IMPACTO AMBIENTAL

El “Off road” en Catamarca

Por Redacción El Ancasti

Off road es un término en inglés que significa “fuera del camino, sin camino, etc.” y que refiere a transitar en vehículos motorizados, generalmente de potencia importante (motos) y de tracción integral en las cuatro ruedas (camionetas) por zonas, regiones o parajes inhóspitos o de difícil tránsito, generalmente desiertos, montañas, etc.
Esta actividad se viene desarrollando desde hace muchos años. Según algunas informaciones, el off road nació en Baja California (un Estado del norte de México que limita con el sur de EEUU), donde se realizaban incursiones a campo traviesa, hasta que en 1962 se celebró la primera carrera de esa modalidad.

Está asociado a otro término: todoterreno, es decir, un camino rural o mejor: una superficie que sin ser camino es muy difícil transitar en vehículos comunes. Esta actividad puede ser practicada en escenarios o superficies tanto naturales como artificiales donde se presentan dificultades como arena, grava, piedras, barro, agua, nieve, hielo, desniveles, etc. Su práctica requiere de terrenos con condiciones extremas y accidentados.

Si bien es cierto que esta actividad cuasi deportiva es practicada en varias partes del mundo, en muchos países está prohibida en ciertas áreas o delimitada a ciertos lugares, con el fin de evitar problemas ambientales como erosión, destrucción de la flora autóctona y el excesivo ruido que afecta y ahuyenta a la fauna del lugar. En los lugares donde es permitida, es preciso contar con permisos especiales o licencias determinadas para poder circular. En muchos casos, hay organismos o instituciones que regulan y controlan la actividad.

En Catamarca no hay legislación al respecto; nadie regula, controla ni recorre los lugares que son los preferidos de esta actividad y que todos conocen; ni siquiera lo hacen los municipios a los que pertenecen estos lugares.
Catamarca, por sus características geográficas, orográficas y morfológicas, vendría a ser algo así como el multi-escenario ideal para el off road. Puna, alta montaña, desiertos, salares, ríos, arroyos, vegas, sierras, cumbres, quebradas, valles y cuanto accidente geográfico un aventurero se pueda imaginar, acá lo encontrará.
Munidos de exóticas y coloridas vestimentas, subidos en motos y cuatriciclos de alta cilindrada, con cubiertas para la ocasión, es decir con grandes y fuertes tacos de goma de buen agarre y resistencia, o en camionetas de alta cilindrada, tracción integral y cubiertas similares, parten the conquerors, en grupos, hacia lo “desconocido”.
Los lugares más codiciados en Catamarca son:

    Puna: dptos. Antofagasta de la Sierra y norte de Belén, donde apuntan al Campo de Piedra Pómez, volcanes, desiertos, salares.
    Cordillera de los Andes: dpto. Tinogasta (Fiambalá)
    Valles Calchaquíes: deptos. Belén, Andalgalá y Santa María
    Salar de Pipanaco: dptos. Pomán, Belén y Andalgalá
    Laderas orientales del Ambato: dptos. Capayán, Capital y Ambato
    Valle Central: dptos. Capital, Valle Viejo, Fray Mamerto Esquiú y Paclín
    Laderas orientales de El Alto-Ancasti: dptos. El Alto, Ancasti y La Paz. 

Hasta aquí es todo muy lindo, motivante e idílico, pero, como casi siempre ocurre, hay otra realidad.

La otra cara

Lo que no se tiene en cuenta es que estas actividades producen un importante impacto ambiental negativo.
Los grandes tacos de los neumáticos muerden la tierra, desprenden y aflojan las piedras que dan firmeza y consistencia al suelo y arrancan de raíz las pequeñas plantas, que a modo de una gran malla subcutánea, permiten sostener el suelo e impedir el efecto negativo de las lluvias con el deslave.
En la Puna hay muchas superficies de lugares cercanos a erupciones volcánicas y en las laderas mismas de los cientos de volcanes existentes se formó hace varios millones de años una fina capa de material volcánico que, al oxidarse -según su origen, composición y lugar-, toma distintos colores y tonalidades. Esas montañas y volcanes multicolores son las que le dan a nuestra Puna un perfil único.
Lamento comentar que es el lugar elegido para realizar proezas que dejan huellas de neumáticos imborrables y que para repararlas hace falta unas cuantas erupciones volcánicas y unos cuantos millones de años más. Es doloroso ver las huellas en las laderas de los volcanes o cómo suben sus vehículos a la frágil espuma volcánica solidificada del Campo de Piedra Pómez. 

Por otro lado, la flora puneña, dadas las características ambientales de este ecosistema, para crecer unos pocos centímetros necesita varios años. Imaginémonos la cantidad de pequeñas plantas que son destruidas de raíz en cada pasada de un neumático (por dos si es una moto y por cuatro si es cuatriciclo o camioneta), rompiendo de esa manera el precario equilibrio ecológico de la zona, que de por sí tiene una limitada capacidad de carga.

Y ni hablar de las pintadas con aerosol con nombres, fechas y lugares de procedencia.
En las otras regiones el daño no es menor: la destrucción de la flora pequeña y las huellas producidas por el paso de varios vehículos inician una cárcava que expone el suelo desnudo al sol, viento y lluvias con las consecuencias ya conocidas.
A ello le debemos sumar la contaminación visual y principalmente, la sonora, producida por los rugientes motores que producen estrés y espantan a la fauna autóctona: la consecuencia es la emigración a otros lugares. Hacer que los animales naturales de un lugar deban emigrar por la invasión de su hábitat es matarlos. El nivel de ruido (sonido excesivo y molesto) que genera una enduro en un ambiente natural de montaña es tremendo: tranquilamente debe andar por los 100 dB. La Organización Mundial de la Salud considera los 70 dB (A) como el límite superior deseable. En España, se establece como nivel de confort acústico los 55 dB. Por encima de este nivel, el sonido resulta pernicioso para los seres vivos.

Uno o 15 motores de gran potencia rugiendo en una ladera, una quebrada o una cumbre no es bueno para nadie.
No se puede ni se debe transitar a campo traviesa en ningún vehículo porque el daño que se produce es tremendo.
Un tema aparte es el patrimonio arqueológico que se encuentra disperso en todo el territorio provincial, sin relevar, estudiar, proteger ni señalizar; por lo que, ante el desconocimiento, se pasa por arriba, dañándolo o destruyéndolo. 
Aparentemente, muchos de los que practican el off road en dos, tres o cuatro ruedas buscan vencer y superar sistemáticamente sus propios records, más alto, más rápido y más lejos. Abren nuevas huellas y llegan a las cumbres de las montañas sin medir las consecuencias para el ambiente.

Hay que reconocer que muchos aventureros enduristas y de 4x4 llevan a cabo acciones nobles, como colaborar en la lucha contra el fuego, en la búsqueda de personas o brindando asistencia solidaria y ayuda a poblaciones remotas del interior profundo catamarcano, pero una cosa no habilita la otra.
Creo necesario, ya que en nuestra provincia no tenemos helicóptero, abrir un par de picadas o senderos para enduro, en lugares estratégicos de las laderas orientales del cordón montañoso Ambato, por el tema recurrente de los incendios en los cerros, para poder llegar y evacuar rápidamente.


A tener en cuenta

Vale aclarar que en los últimos años se sumaron dos modalidades más: senderismo y mountainbike, que se diferencian de las otras por el bajo y escaso impacto negativo en el ambiente.
Vivimos en una sociedad organizada y por lo tanto, es preciso que las autoridades (municipales y provinciales) a través de sus organismos pertinentes (municipios, secretaría del Ambiente, ministerio de Turismo, Policía, etc.) dicten y/o hagan aplicar normativas claras para preservar ese ambiente natural.
Lo ideal sería que en los lugares antes señalados se desarrollen circuitos o delimiten espacios aptos para la práctica de las modalidades del off road: endurismo, 4x4, mountain bike, etc.
La creciente conciencia del valor e importancia de preservar el ambiente que nos rodea, natural y montañoso, me lleva a formular estas reflexiones y a decir NO a los motores fuera de un camino o una huella por mero esparcimiento, así como a NO a tirar basura en esos ambientes.
Como montañista, practicante de las travesías 4x4 y como guía y experto en Turismo, puedo hablar con conocimiento de causa y de ambos lados del mostrador. 
Vivimos en un ajetreado mundo que nos impide darnos cuenta de la importancia de la sostenibilidad y la sustentabilidad ambiental, las que deberían ser importantes en toda intervención humana en un ambiente natural.


J. Eduardo Aroca
Catamarcano, docente, fotógrafo, escritor


 

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