viernes 29 de marzo de 2024
Editorial

Una iniciativa que promete

Nada realmente importante comienza de un modo solemne. El refrán popular podría...

Por Redacción El Ancasti

Nada realmente importante comienza de un modo solemne. El refrán popular podría aplicarse al pequeño emprendimiento de vid que lleva adelante la Comunidad Kolla Atacameña de Antofalla, a 87 kilómetros de la villa de Antofagasta de la Sierra. 

Allí, en plena Puna catamarqueña, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, la comunidad puso 7.000 plantines de la variedad malbec con el sueño de producir, en unos años más, el vino de mayor altura del mundo. Hasta el marketing parece estar resuelto. 

Según prevén, la primera cosecha podría darse dentro de unos cuatro años. Por lo pronto, se plantó en una hectárea, pero si todo marcha bien, la idea es sumar más tierras para el proyecto. De acuerdo con las imágenes de esta primera etapa, las vides lucen verdes y saludables. Hay esperanza. 

En una complicada comunicación vía mensajes de texto, por las dificultades con internet en esa zona, el cacique de la comunidad, Marcos Salva, le contó a El Ancasti los detalles principales del proyecto. 

“Fue una idea del gobernador Raúl Jalil cuando vino de visita aquí. Él hizo el anuncio de que iba a mandar plantas de uva para hacer vino y que sería uno de los vinos de mayor altura en el mundo. Y cumplió con traer las plantas. Iban a ser dos hectáreas, pero fue una por la difícil logística en estos tiempos explicó Salva en alusión a la pandemia. Y destacó que en las gestiones para conseguir los plantines participó el delegado municipal, Rubén Reales, junto a empleados de la delegación y miembros de la comunidad.

Que los plantines hayan “prendido” en un lugar de clima tan inhóspito no pareció sorprender a Salva, quien dijo que, a contramano de lo que se supone, en realidad “el terreno es muy fértil y el clima muy agradable”, razón por la cual, explicó, “las plantas se adaptaron muy bien”.

Con todo, por el momento prefiere ser cauto respecto a la anhelada producción del vino, es decir, con la infraestructura mínima que requerirá. Para ello espera contar con la colaboración del municipio y del Ministerio de Agricultura de la Provincia.

En Antofalla viven 17 familias y son 45 las personas que ya trabajan en el autocultivo -como papa andina, choclo, habas, ajo, lechuga y acelga- y que también se beneficiarán con la producción de las plantas. Salva confía que el emprendimiento vitícola representará un importante generador de mano de obra. 

Ahora bien, no todo está a pedir de boca en el lugar. Quizás el principal problema que tienen los pobladores para aumentar la producción es la falta de agua de riego. Al respecto, Salva comentó que se está trabajando con Agricultura para implementar sistemas de riego por goteo para los cultivos. 

No solo eso. “Si el Gobierno nos escucha y nos ayuda, nosotros podamos mejorar en caminos, red de agua, luz para mejorar la infraestructura para turismo y agricultura. No le estamos pidiendo nada al Estado; es más, le estamos ingresando recursos a la Provincia en impuestos”, reflexionó el cacique.

El sueño del vino en la Puna se puso en marcha. Habrá que seguir de cerca el desarrollo de este emprendimiento que puede ser un atractivo turístico adicional en esa villa tan llena de colores diversos y de ganas de progresar.

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