jueves 28 de marzo de 2024
EDITORIAL

Desafío permanente y colectivo

Por Redacción El Ancasti

En casi todos los aspectos de la vida social, la pandemia de coronavirus en curso ha generado mayor vulnerabilidad en aquellos sectores que ya eran de por sí vulnerables en tiempos de “normalidad”. Por esa razón es que han crecido en todo el mundo, y Argentina no es por cierto una excepción, actividades criminales que tienen como víctimas a personas con un grado de indefensión superior al promedio.

Una de ellas es la trata de personas, cuyo día mundial se conmemoró ayer para destacar los avances realizados en las últimas décadas para combatirla. La Trata de Personas es definida internacionalmente como un movimiento ilegal de seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, explotación sexual, extracción de órganos, o cualquier forma moderna de esclavitud contra la voluntad y el bienestar del ser humano.

Es comprensible que hayan aumentado los casos, considerando que muchas personas quedaron, por la cuarentena, aisladas, lejos de sus hogares y en muchos casos sin dinero, lo que las convirtió en blancos fáciles de las bandas que se dedican a estas actividades ilegales.

En la Argentina, al incremento de los casos de trata o denuncias de trata durante los últimos meses le ha correspondido una acción del Estado para rescatar a las personas sometidas a esta actividad delictiva. En el período que va de marzo a junio, más de 200 personas fueron rescatadas. Según la información oficial, el 67 por ciento de este grupo sufría trata laboral y el 30 por ciento padecía explotación sexual. Las estadísticas, proporcionadas por el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a Víctimas de Trata del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, indican, además, que la Línea nacional 145 recibió, en esos tres meses, 1.020 llamados y se realizaron 340 intervenciones relacionadas con el delito en cuestión.

Argentina tiene un importante soporte normativo para el combate a la trata. La primera ley nacional, que convirtió al país en uno de los pioneros a nivel internacional, de “Trata de Blancas, prostitución de niñas y adolescentes y proxenetismo” data de 1913 y es conocida como la Ley Palacios, porque su autor fue Alfredo Palacios, legislador socialista. Casi un siglo después, en 2008, se sancionó la de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y asistencia a sus víctimas, a partir de la cual se crearon organismos especializados en diversos ámbitos del Estado nacional y de las provincias. Desde 2008 hasta la actualidad se ha rescatado y/o asistido a un total de 15.271 víctimas.

La cantidad de casos detectados y resueltos favorablemente para las víctimas es una buena noticia, pero al mismo tiempo ratifica que el desafío es permanente y, sobre todo, colectivo, porque la gran mayoría de las personas que sufrieron trata fue rescatada a partir de que la sociedad identificó el delito y tuvo el suficiente coraje como para efectuar la denuncia a las autoridades.

 

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