jueves 28 de marzo de 2024
opinión

Cruzau, como poncho mal hecho

Por Redacción El Ancasti

Nuestra querida Fiesta Nacional del Poncho este año cumpliría 53 años, aunque no se lleve a cabo por el COVID-19. Reafirmo lo de “nacional” y no “internacional” como algunos -pocos gracias a Dios- se empecinan tontamente en denominarla. Digo cumpliría, porque tuvo sus avatares y según el criterio que se tome, es la edad que tiene.

Desde mediados de la década del ‘50 se venía llevando a cabo un Festival del Tejido, pero nació formalmente en 1967. En 1974 no se llevó a cabo por la muerte de Perón y la crisis social y política que se vivía; en 1975 se suspende el festival folclórico y solo se lleva a cabo una muestra artesanal y una sola noche de espectáculo folclórico; en 1976, por la instauración de la dictadura militar hubo una feria de artesanos; en 1982 se suspendió el festival folclórico por la guerra de Malvinas y en 2009 se realizó en agosto por la epidemia de Gripe A.

Vamos al grano: los cambios generalmente son siempre bienvenidos, son parte de la existencia de las cosas.
En realidad, son bienvenidos cuando suman, mejoran, aclaran u optimizan.
Por otro lado, los cambios siempre generan opiniones, a favor y en contra.

Las autoridades del Ministerio de Cultura y Turismo, responsables este año del Poncho, se abocaron, según lo publicado en los medios de comunicación locales, a producir cambios en el Poncho.
Veamos qué dicen:
• Hay que presentar una nueva cara del Poncho.
• Hay que poner en valor su historia, tradición y trayectoria, consolidando su valor patrimonial y esencia cultural a través de un lenguaje visual actualizado y buscando una propuesta distintiva que se apoye en un logotipo como eje central de la nueva imagen.
• Hay que renovar la imagen de la marca, imagen visual y sistema gráfico audiovisual para que:
• Represente los valores de la historia del Poncho.
• Permita conjugar lo ancestral y contemporáneo con las manifestaciones culturales que giran en torno.
• Se valore -a través de íconos destacados- su más alta esencia tradicional (el poder de la tradición), pensando en su proyección y reconocimiento nacional e internacional.
• Se apoye la promoción y comunicación de la Fiesta.

Para lograrlo se habría conformado un equipo de diseño/usina de ideas integrados por el equipo de comunicación del Ministerio de Cultura y Turismo. Luego de realizado su trabajo fue presentado y es el que estamos conociendo a través de distintos medios.

Desde el punto de vista técnico es interesante todo lo relacionado con la adecuación a los nuevos formatos o aquellos innovadores, en un lenguaje visual actualizado a los requerimientos de estos tiempos y el despliegue de o en los modernos recursos, plataformas y/o sistemas digitales de comunicación, así como redes sociales, contenidos cinéticos, etc., conforme a lo que se puede ver en internet.
La cuestión pasa por “la madre del borrego”. Es decir, la génesis que desencadena todo el despliegue tecnológico:
El diseño madre u original.

Como el Poncho es de todos y como catamarcano genuino, tengo la posibilidad de opinar.
Desde hace muchos años el creativo a cargo de la imagen del Poncho siempre fue el artista, diseñador gráfico publicitario, ilustrador y realizador audiovisual catamarcano Fabián Martinena. Acorde a la constante evolución, maneja diferentes soportes expresivos que le permiten dominar un importante abanico de posibilidades.

Sus diseños, cargados de una fuerte identidad, movimiento, transmisión clara y sencilla de la idea, del objeto y del sujeto fueron y son un sello identitario de nuestra Fiesta Nacional del Poncho (FNP). La gráfica destacaba rápidamente de manera lúcida y natural todo eso -expresado precedentemente- y que ahora quieren decir.
Haciendo un preliminar análisis de la gráfica del logotipo eje central de la nueva imagen, se me ocurren varias cosas: no lo entiendo ni puedo tener una lectura de lo que se quiere decir o vender y no me siento representado como catamarcano “dueño del Poncho”.

Más o menos el 50% de la superficie es negra (supongo será el cielo catamarcano, pero tengo mis dudas), un 25% naranja (supongo será una ladera, pero tengo mis dudas) y el otro 25% azul tipo Francia (supongo será otra ladera, pero tengo mis dudas).
En medio de esa nada superior negra, flotan sin orden, dirección ni ritmo, seis figuras sueltas: un poncho naranja estilizado, una guitarra criolla realista, una réplica de una pieza cerámica casi hiperrealista, una pareja danzando en una curiosa estilización y un niño vestido con un ponchito, casi fotográfico. Algo muy ecléctico. Víctor Cousin y Ortega y Gasset, agradecidos.
Eligieron cuatro colores: naranja, azul, blanco y amarillo, aunque por ahí se cuela un gris.

¿Y el marrón catamarcano? Fue.
En el centro colocan cuatro actividades/perfiles/ejes. Como todo es mensaje, debo interpretar que lo más importante de la FNP es lo que está primero: música: Error. Le sigue en orden de importancia: gastronomía. Lo más importante y eje de la FNP, es decir, las artesanías, está en tercer lugar y las danzas en cuarto.

En el costado derecho observamos la figura central identitaria. La palabra “poncho” está resuelta con una tipografía que toma como base el cuadrado y el círculo y con un rebuscado juego de ángulos redondeados. Si va a ser instalada en publicidad callejera: frenadas y choques para entenderla.

Esta base se complementa con imágenes en movimiento que funcionan como satélites o complementos: tejiendo una prenda anaranjada y azul, danzando (la dama con tacos aguja, of course), sirviendo vino y zapateando, eso sí, meta bombo con un malambo (pero ¡ojo! Lo que se escucha de música parecen ser boleadoras, plantas y tacos de botas, algo así como un contragolpe al ritmo del malambo. El malambo es Do-Re-Sol y le meten golpes que van en el medio del compás musical). Pero… muchachos, si quieren identificar musicalmente a Catamarca, vayan al manual: vidala y/o zamba.

El problema radica en que cuando nos envalentonamos con las teorizaciones conceptuales modernosas, nos olvidamos de lo principal: el destinatario: que es nada menos y nada más que la gente.
Muchachos, impriman un manual de instrucciones para entenderlo.
Perdón, marrón, ¡puro y auténtico color catamarcano!
Perdón, Poncho.

Eduardo Aroca
CATAMARCANO. ESPECIAL PARA
EL ANCASTI

 

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