jueves 28 de marzo de 2024
CARA Y CRUZ

Siete años de impunidad

Por Redacción El Ancasti

El intendente de Puerta de Corral Quemado Enrique Aybar comenzará a ser juzgado por abuso sexual el martes, siete años después de la denuncia de su víctima.

Experimentados leguleyos entienden que es imposible introducir nuevos subterfugios dilatorios, pero como este Aybar se ha revelado como un verdadero as de la gambeta no arriesgan pronósticos definitivos. Consiguió la segunda reelección pese al escándalo que precipitó su candidatura, de alcance nacional, así que no sería extraño que se las arregle para postergar el proceso. El juicio será a puertas cerradas, por videoconferencia. Capaz que tiene suerte y se cae la conexión de internet. O reincide en el ofrecimiento de hacer trabajos comunitarios y darle plata a la denunciante.

Salga pato o gallareta, Aybar va en pardas con los sacerdotes reos de pedofilia en el podio de los privilegios. Cualquier cristiano raso acusado por delitos sexuales aguarda el juicio en prisión preventiva; la pertenencia a las corporaciones eclesiástica o política, en cambio, permite maniobrar y planificar las estrategias para procurarse impunidad en la tranquilidad de la libertad ambulatoria.
Curiosos criterios judiciales. La prisión preventiva procede cuando hay riesgo de que el reo se fugue o distorsione la instrucción de la causa, pero en Catamarca se aplica sobre quienes carecen de influencias hasta para apresurar un expediente y no sobre curas y políticos.

En el caso de Aybar, la selectiva y pacífica jurisprudencia le facilitó no solo la reelección, sino también la organización de una marcha a su favor en Corral Quemado, en la que menudearon las críticas y agresiones a quienes habían osado denunciarlo.
Su defensa podría incorporar el incidente a la estrategia, en una novedosa propuesta para que la ciencia jurídica incluya el efecto absolutorio de los votos. Ya que está en igualdad de condiciones con los curas, para no seguir dándole largas al asunto en tribunales, que en vez de trabajos comunitarios, indemnizaciones o prisión, le permitan confesarse, rezar un par de Padre Nuestros y listo vidita: a seguir gobernando Puerta de Corral Quemado como decidió el pueblo.

De la editorial de El Ancasti del 23 de diciembre pasado, “Mujeres vulneradas”:

“Un taller sobre género realizado por la Facultad de Humanidades de la UNCA en la localidad de Jacipunco, Puerta de Corral Quemado, permitió conocer el estado de angustia y permanente acoso que viven mujeres de esa localidad. Al parecer, sufren un hostigamiento constante de parte del intendente de Puerta de Corral Quemado, Enrique Aybar, que tiene cinco denuncias en la Justicia por abuso sexual, una de ellas próxima a ir a juicio oral. Una de las denunciantes vive en Jacipunco. Dijo que desde que hizo la denuncia entraron a su casa a robar 25 veces y que la policía del lugar nunca hizo nada. La mujer que propuso realizar el taller, advirtiendo la gravedad de lo que estaba sucediendo, es una Licenciada en Trabajo Social egresada de la Facultad de Humanidades de la UNCA que vive en esa localidad y trabaja en el ámbito del Ministerio de Salud de la Provincia. En su trabajo apoya y contiene a las mujeres de la zona, pero también padece el hostigamiento y las campañas de desprestigio de personas que, sospechan, responden al intendente Aybar”.

Este tipo de lamentables situaciones se afianzan debido a la morosidad judicial y a la pasividad de las organizaciones políticas que amparan personajes como Aybar, cuya candidatura fue habilitada por la UCR a pesar de un planteo concreto de la agrupación “Mujeres Ola Verde” de ese partido para que se lo inhabilitara.

El tema es complejo porque, conforme a las leyes vigentes, Aybar tenía el derecho a ser candidato a pesar de las imputaciones en su contra.

Evitar que casos como el de este belicho se reiteren demanda no solo que la Justicia acelere sus tiempos, sino modificar leyes y asumir compromisos políticos profundos, que trasciendan las conveniencias electorales de coyuntura.
En pocas palabras: superar el jarabe de pico.

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