jueves 28 de marzo de 2024
EDITORIAL

Explicando, no prohibiendo

Por Redacción El Ancasti

Como consecuencia de la escalada de las protestas antirracistas en Estados Unidos, iniciadas a partir del asesinato de George Floyd perpetrado por un policía blanco, y también como contribución a esas justas demandas enmarcadas en el movimiento Black Lives Matter ("Las Vidas Negras Importan"), la compañía HBO Max decidió retirar uno de los grandes clásicos del cine, "Lo que el viento se llevó".

La película, que es de 1939, es racista no porque tenga contenidos que reflejen esos prejuicios aberrantes -de hecho cualquier película histórica, para ser creíble, deberá reflejar la cultura de la época- sino porque plantea una "romantización" de la esclavitud en los Estados Unidos de la segunda mitad del siglo XIX, es decir, tergiversa la realidad del momento, etapa en la que los negros eran sometidos a castigos despiadados y condiciones de vida miserables, negándose uno de los derechos individuales elementales: el de ser libres.

No obstante, al film ahora cuestionado se le pueden achacar críticas menores si la comparación se hace con una de las películas más emblemáticas del cine mudo, "El nacimiento de una nación", de 1915, que en su argumento promueve abiertamente el racismo, justifica una supuesta supremacía de la raza blanca y supone héroes a los miembros del Ku Klux Klan. Pese a las aberraciones de su contenido, "El nacimiento..." fue considerada "cultural, histórica y estéticamente significativa" por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, y no en el momento de su estreno, sino en 1992.

La decisión de la productora de retirar "Lo que el viento se llevó" ha abierto un muy amplio como interesante debate respecto de qué valor debe otorgársele a las obras o las piezas de arte que reflejan contenidos que, en el momento de que las obras fueron concebidas, eran parte de la cultura, es decir, estaban naturalizados, y que hoy son rechazados.

La discusión bien puede trasladarse, por ejemplo, a los contenidos de la televisión argentina. Conductas machistas, incluso algunas con evidentes rasgos de violencia o de cosificación de la mujer que hace veinte años eran consideradas como representaciones culturales "normales" de la época, hoy no podrían emitirse.

Los programas de humor, novelas, obras de teatro y hasta películas de las denominadas "picarescas", que tenían gran éxito otrora, hoy generarían solo un rechazo mayoritario.

Está bien que esto suceda. Pero ocultar por inapropiada para la conciencia actual toda la producción cultural y artística preexistente porque contiene estereotipos y estigmatizaciones, no parece una medida acertada. Lo más adecuado sería, como pretende la productora que retiró "Lo que el viento", que el filme pueda ser repuesto "con una exposición de su contexto histórico y una denuncia de esas representaciones". En ese caso, como en todas las obras cuyos contenidos están anclados en pautas culturales que atrasan, siempre es mejor el aporte educativo que la censura lisa y llana. Explicando, y no prohibiendo, es como la gente entiende y como la cultura avanza.n

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