jueves 28 de marzo de 2024
OPINIÓN

Pensando una salida al “parate” de la economía

Por Redacción El Ancasti

Marcelo Altamirano
LICENCIADO EN ECONOMÍA. DOCENTE INVESTIGADOR DE LA UNCA.


El primer punto interesante de entender es que la economía, como mecanismo de funcionamiento, es el resultado de un determinado contrato social y que ese contrato en nuestro país está en permanente construcción. Una construcción social, creo, resulta en la resolución temporal de un sinnúmero de contradicciones presentes desde siempre en la historia del país y exceden la intención de esta nota.
Seguramente todos comenzamos a sentir que los movimientos permitidos por la cuarentena tienen gusto a poco, la cantinela basada en la inexistencia de un plan “económico” para salir del atolladero se alimenta del hastío y el enojo. La popularidad ganada con esto de achatar la curva de la pandemia es interpelada por las compras con sobreprecios y el concepto de que los políticos le siguen robando a la gente sigue allí, latente. Para los cultores de la grieta nada es suficiente.
Está claro y hay que decirlo, el Gobierno es responsable de su accionar bobo y si no corrige de una vez y para siempre el sistema de compras del Estado, habrá desperdiciado una oportunidad más. Con la tecnología disponible, es a todas luces una estupidez seguir a merced de los corruptos de un lado o del otro del mostrador, que sin distinción ideológica alguna, lastiman cualquier buen programa, desde fideos nacionales y populares hasta barbijos “cambiemistas”.
También con el correr de los días comienzan a verse el conjunto de las acciones de los agentes de la economía, algo así como que los “mercados” han descontado los efectos de la impronta sanitarista de estos tiempos, y de un accionar sigiloso han pasado a uno más explícito.
En medio de una crisis, sobre la que insistimos es igual que cualquier otra y tiene una gestación que excede largamente a la presencia del virus, los gobiernos de todo el mundo hacen lo que saben, emiten, declaran de interés público determinadas actividades estratégicas y emiten, construyen alianzas con los gobiernos provinciales y emiten, priorizan los sectores vulnerables y emiten, etc. ¿Pueden hacer algo más que aumentar “sin límites” el gasto público?
Parte del listado argentino: AUH, IFE, créditos a tasa cero, REPRO, porcentaje de salarios del sector privado, transferencias especiales a provincias, disminución de encajes bancarios, etc.
Esta acción del gobierno impacta fundamentalmente en lo que los economistas llamamos la demanda global, dinero en las manos de la gente, de los vulnerables y los no tan vulnerables. Ahora es de manual también que los incentivos a la demanda ponen en tensión a la oferta global y miden su reacción.
En una mirada muy rápida, combustibles, esparcimiento (bares, restaurantes, eventos culturales y deportivos), servicios personales y varias actividades profesionales liberales son, en apariencia, los más perjudicados por la reducción drástica de sus actividades y la complicación de su reactivación. Deberíamos sumar varias actividades de tipo industrial intensivas en mano de obra. Esta parte de la oferta no puede recibir ningún incentivo, la cuestión sanitaria es su restricción.
La producción de alimentos, determinados servicios personales y corporativos, el sistema financiero, varias actividades primarias y extractivas, son las claras beneficiarias de este “parate” pandémico y lejos de satisfacer la demanda aumentando la cantidad de bienes disponibles simplemente aumentan los precios, son las responsables de la presión inflacionaria y de la fuerte especulación financiera en el mercado cambiario.
¿Los gobiernos pueden hacer algo más que aumentar “sin límites” el gasto público? Sí pueden y deberían animarse.

 

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