viernes 29 de marzo de 2024
CARA Y CRUZ

Esperando réplicas

Por Redacción El Ancasti

El presidente Alberto Fernández y la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner volvieron a verse después de mucho tiempo en las controvertidas exequias de Diego Maradona. Los testimonios coinciden en señalar la gelidez del trato entre ambos. 
El luto popular no fue impedimento para que el kirchnerismo avanzara en el Senado con la sanción de la reforma del sistema de elección el Procurador General de la Nación, jefe de los fiscales, para que pase de requerir mayoría calificada de dos tercios de los miembros del cuerpo a mayoría simple. El sector enfilado con la vicepresidenta resiste la designación en el puesto de Daniel Rafecas, que es el candidato de la Casa Rosada.
Tras la sanción en el Senado, se especuló con que Fernández no incluiría la iniciativa en las que enviará para tratar en el período extraordinario de sesiones, pero finalmente lo hizo, con un dato adicional que marca su sujeción a la agenda de Cristina: aceptó que no está mal flexibilizar la mayoría necesaria para designación, ya que el cargo dejará de ser vitalicio.
La expectativa está ahora en el derrotero que seguirá el expediente en la Cámara baja, presidida por el jefe de la tercera pata de la coalición oficialista: Sergio Massa.

Las esperanzas en el Gobierno de que la interna Fernández/Cristina no empioje la cancha electoral son cada vez menores. 

La controversia por el Procurador es el último emergente del litigio intestino que atraviesa el Frente de Todos, que se traduce en incertidumbre sobre el futuro político y, por consiguiente, enrarece el clima económico. 
La pelea tuvo picos fuertes, como la posición contraria a la que sostenía la Cancillería respecto de Venezuela que difundió en el representante argentino ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Raimundi, quien objetó un informe sobre violaciones de los derechos humanos en ese país. La opinión era inconveniente, inoportuna como mínimo, porque la administración Fernández está en negociaciones por la deuda con el Fondo Monetario Internacional, donde la incidencia de los Estados Unidos es decisiva.


Luego vinieron los desaires de Cristina a Fernández en los actos conmemorativos del Día de la Lealtad y de la muerte de Néstor Kirchner, a los que no asistió. En el décimo aniversario del deceso de su esposo, la vicepresidente difundió una carta en la que cuestionó a los “funcionarios que no funcionan” y enfatizó que no tiene nada que ver con las decisiones que toma el Presidente.
La vía epistolar se afianzó como recurso con la carta de los senadores kirchneristas a la misión del FMI, advirtiendo sobre las condiciones que el organismo pretende imponerle al país en las negociaciones por la deuda.
Fernández se esfuerza por mostrar una imagen de sintonía, pero el vínculo para acelerarse rumbo a un conflicto a medida que se acortan los tiempos para las elecciones de medio término. La Cámpora quiere fortalecer su gravitación territorial en los municipios de la provincia de Buenos Aires, gobernada por el kirchnerista Axel Kicillof. 
El “albertismo” maniobra para impedirlo, mientras busca blindarse con los gobernadores.


La última provocación provino del ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, que criticó a su par nacional, Sabina Frederic, por el caos en el velatorio de Maradona.
Los movimientos son seguidos con atención en todas las provincias, por las réplicas que podrían tener en la confección de las listas de candidatos.
En Catamarca se renuevan los tres senadores nacionales y tres de los cinco diputados. El ojo oficialista está puesto en quiénes acompañarán a Lucía Corpacci y Silvana Ginocchio, cuyas reelecciones son un hecho. Son varios los que ya trabajan para entrar en la pechadera, en la que podría cobrar especial relevancia las pretensiones de los bandos nacionales de meter la cuchara y empiojar la cancha. 
El Gobierno tiene esperanza de que la sangre entre Fernández y Cristina no llegue al río, para no verse ante la eventualidad de elegir. Esperanzas cada vez menores.n

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