viernes 22 de marzo de 2024
CARA Y CRUZ

Admisión de una derrota

Por Redacción El Ancasti

El recurso de amparo interpuesto a instancias de la Municipalidad de Valle Viejo para que la Corte de Justicia impida la sesión en la que el Concejo Deliberante elegirá nuevas autoridades, convocada para este martes, es la admisión de una derrota política. No harían falta disposiciones judiciales si la administración de Susana Zenteno no estuviera segura ya de que el concejal Alberto “Abeto” Barrionuevo será reelecto como presidente de ese cuerpo, aliado con sus pares radicales ya que a los zentenistas no les cae en gracia.

Se trata del avance de una nueva temporada de la última comedia chacarera, iniciada en diciembre del año pasado cuando Barrionuevo pactó con los boinablancas y se hizo elegir presidente en lugar de alguno de los peronistas recién electos, Belky Penisse o Sergio Figueroa. Barrionuevo acordó la operación tras constatar que Zenteno, quien le había ganado la intendencia a Gustavo Roque “Gallo” Jalile, no le daría participación en su gestión. Cuestión de supervivencia: hizo lo que entendió necesario para no quedar desarmado ante la intendenta debutante, que le había ganado las internas amadrinada por Lucía Corpacci. Jugó el único naipe que tenía.

El golpe, sin embargo, era contrario a disposiciones comunales que ordenaban delegar la presidencia en un concejal elegido por la mayoría en la última elección. O sea: Penisse o Figueroa. Ambos ediles plantearon un conflicto de poderes que la Corte no resolvió en un año. Capaz les da la razón a Penisse y Figueroa el lunes, pero ya para el martes habría que elegir autoridades de nuevo y otra vez a instigar expedientes leguleyos.
Gestiones ordenadas por Casa de Gobierno consiguieron por momentos distender las relaciones entre Zenteno y Barrionuevo, incluso que se fotografiaran juntos. Pero ni el concejal se allanó a entregar la Presidencia, ni la Intendente a recular con el conflicto de poderes. 

Ofrecerle espacios al edil en el Ejecutivo a cambio de la titularidad del Concejo Deliberante era inútil. Tras años de disputarle el distrito al intenso “Gallo” Jalile, Barrionuevo entendía a la perfección lo que podía costarle resignar un puesto electivo y romper su alianza con los radicales a cambio de conchabos a tiro de decreto. Las ofertas del “zentenismo” en este sentido equivalían a un suicidio inducido.


Lo que ocurre en Valle Viejo es muy simple: Barrionuevo se niega a reconocer un liderazgo que Zenteno no alcanzó a cimentar con el triunfo sobre Jalile, y Zenteno se niega a reconocerle volumen político a Barrionuevo. 
Esta divergencia no se dirimirá en tribunales, sino en la arena política, y tiene en las elecciones de medio término del año que viene, con o sin PASO, el round más próximo, quizás definitivo. 

Barrionuevo concluye su mandato y a Zenteno le quedan dos años más del suyo como intendenta. Para el concejal es la oportunidad de demostrar el peso de su gravitación electoral en Valle Viejo; para Zenteno, la de anonadarlo y, ahí sí, afianzar su cacicazgo. Será una pelea de hacha y tiza, con resultados más legítimos que los que pueda alumbrar un fallo. 
Es probable que la Corte demore su pronunciamiento con criterio ajustado a tal plazo. La cuestión quedará sin materia en el campo electoral, cualquiera sea la orientación de las urnas. 
Una sentencia resultaría, en cambio, inocua. 

Barrionuevo y sus aliados manejan el quórum del Concejo Deliberante, de manera que están en condiciones de trabar el funcionamiento institucional de la comuna. He ahí la clave de la controversia: la mayoría que Zenteno esgrime como derecho no tiene traducción institucional en el Concejo Deliberante. Para lograrla, precisa otro turno electoral.
Hay que remitirse a la experiencia del idolatrado Néstor Kirchner. Fue en las legislativas de 2005 que se sacudió del lomo la sombra de su mecenas, Eduardo Duhalde. Con el triunfo de Cristina Fernández sobre Hilda “Chiche” Duhalde en la categoría de senador nacional.

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