jueves 28 de marzo de 2024
lo bueno, lo malo y lo feo

Un país no creíble

Un mes atrás Argentina no era un país creíble por cuanto existían propiedades ocupadas ilegalmente violando una institución básica del sistema capitalista, la propiedad privada, y una gran desconfianza en la moneda nacional que llevó a valores altísimos las cotizaciones de los dólares alternativos al dólar oficial, como consecuencia de una fortísima emisión monetaria para financiar el déficit público.

Ante la llegada del FMI, el Gobierno estuvo obligado a actuar: las propiedades por órdenes judiciales fueron desocupadas, intervino en los mercados cambiarios para reducir las brechas entre el dólar oficial y los dólares alternativos y adoptó medidas de ajustes para bajar el gasto público a fin de reducir el déficit fiscal y su financiamiento con emisión monetaria y envió señales al mercado en ese sentido, si bien públicamente no lo reconoce.

Así, en el mercado oficial de cambio y ante la escasez de reservas internacionales, el Banco Central redujo la venta de dólares oficiales y bajó los impuestos a las exportaciones para incentivar la liquidación de divisas por parte de los exportadores. En relación con este mercado, resulta importante destacar que existe una controversia respecto a qué reservas o dólares usa el Banco Central para venderlos en dicho mercado. Una economista respetada, Marina Dal Poggetto, afirmó que “el Banco Central, al quedarse sin reservas propias líquidas -por ej. el oro, que se puede convertir pero no lo hizo-, usa reservas líquidas que no son propias sino que son de los depositantes”. En contraposición, la economista Victoria Giarrizzo manifestó que “si el Banco Central decidiera frenar una corrida contra el peso con los dólares que están depositados en los bancos sería terrible y hasta ilegal; no creo que eso vaya a pasar; esta alternativa no está en la cartera de posibilidades del Gobierno”.

En los mercados de los dólares semilibres, el dólar MEP o dólar bolsa y el dólar contado con liquidación, el Gobierno procura bajar su precio vendiendo títulos públicos dolarizados a bajo precio o vendiendo títulos dólar-linked. 

Como sabemos, quien quiere convertir legalmente sus pesos en dólares y no tiene acceso al mercado oficial recurre a estos mercados comprando con pesos títulos en dólares que luego los vende recibiendo a cambio dólares por esos títulos; al MEP para conseguir dólares en el país y al contado con liquidación, para hacerse de dólares en el exterior. Al vender los títulos, que son del ANSES o del Banco Central, el Gobierno lo que hace es transformar en pesos esas carteras dolarizadas y eso a la larga perjudica a los jubilados porque pesifica sus ahorros que estaban en dólares. Por otra parte, los títulos se venden a bajo precio a tal punto que su rendimiento efectivo oscila el 17% anual, lo que significa que el Gobierno se endeuda en dólares a una tasa de interés que está muy por encima de las tasas de interés que pagan los países vecinos.

Otra forma que el Gobierno hace para bajar el precio de los dólares semilibres es vender en pesos títulos dólar-linked, su amortización de capital -como su pago de renta- se efectúa en pesos y cuyo rendimiento es conforme la evolución del dólar oficial.

Quien compra estos títulos compra un seguro de cambio, ya que queda protegido ante futuras devaluaciones. Su compra reduce la demanda de los dólares semilibres haciendo bajar su precio. De hecho, si hay una devaluación su costo será tan oneroso como la magnitud de la devaluación. 

En el mercado blue, el Gobierno actúa a través de “manos amigas”, vendiendo dólares para así bajar su precio. Al ser un mercado reducido, sin grandes intervenciones, hace que su precio baje o lo mantenga estable.

Estas intervenciones bajaron de manera importante, hasta ahora, el precio de los dólares alternativos y así redujeron la brecha cambiaria. Pero, sin duda, no es una solución de fondo del problema, que es crear confianza en la moneda local. Más allá que no se pueden mantener indefinidamente estas intervenciones y que tienen un alto costo, son medidas para ganar tiempo.

Paralelamente a estas intervenciones en los mercados cambiarios, el Gobierno adoptó medidas de ajuste para ir ordenando las cuentas públicas, bajar el gasto y consecuentemente el déficit público y su financiamiento con emisión monetaria y dio señales al mercado en ese sentido. En una palabra, el Gobierno pretende demostrar que Argentina es un país creíble.

Envió al Congreso la ley de Presupuesto Público para 2021 y una nueva fórmula para indexar las jubilaciones, dejando de lado la inflación, con ajustes semestrales y no trimestrales como está previsto actualmente. Avisó que el déficit público previsto en el proyecto de Presupuesto será menor y que su financiación será con más endeudamiento y menos emisión monetaria, que descongelarán las tarifas de los servicios públicos y los precios máximos de productos y servicios, y que la asistencia social (IFE) y a las empresas (ATP) se discontinuarán.

Por otra parte, el Banco Central elevó la tasa de interés de referencia, que es la que paga a los bancos por las Letras de Liquidez (Leliq), al 38% anual. La Leliq es un instrumento que utiliza el Banco Central para sacar de circulación los pesos excedentes para que no vayan al dólar y les paga a los bancos un interés (hoy el 38% anual), siendo préstamos a una semana. Hoy las Leliq ascienden a 2,5 billones de pesos y a la tasa de interés vigente representan un costo mensual para el Banco Central de casi 80 mil millones de pesos. En la campaña electoral, el presidente Alberto Fernández manifestó: “Vamos a dejar de pagar los intereses de las Leliq”, típica promesa de político. En definitiva, hay que aclarar, el dinero de las Leliq es propiedad de los depositantes de los bancos.

La emisión monetaria que realizó este Gobierno para financiar el déficit público fue altísima. Al 31 diciembre de 2019 la base monetaria (billetes y monedas en circulación + los depósitos de los bancos en el Banco Central) más las Leliq ascendían a 2,9 billones de pesos y representaban el 110% de las reservas internacionales, el 7 del corriente mes ascendían a 4,8 billones de pesos y representaban el 155% de las reservas internacionales respectivamente. Además, hay que tener presente que se estima que la economía argentina caerá este año con respecto al año pasado un 12%. 

En definitiva, el Gobierno reaccionó porque la situación era absolutamente inviable. Tiene a su favor que por ser un Gobierno peronista los sindicatos no generaron un caos como seguramente lo hubieran hecho con un Gobierno no peronista. 

Habrá que ver si el Gobierno puede reencauzar su derrotero y generar la confianza que se necesita para salir adelante.

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