viernes 29 de marzo de 2024
lo bueno, lo malo y lo feo

El 72% de los adolescentes argentinos quiere volver a las aulas

Por Redacción El Ancasti

El Gobierno argentino suspendió las clases presenciales ante los primeros casos de COVID-19 una semana después de comenzar el curso escolar, a mitad de marzo. A dos meses y medio de que concluya el año lectivo, las autoridades educativas han autorizado la reapertura de escuelas en los distritos con bajo riesgo. Adelantándose al anuncio oficial, los adolescentes se sumaron a las voces que piden regresar a las aulas: el 72% manifestó que lo desea, según una encuesta realizada por Unicef y Google.

Los datos se basan en las respuestas de 852 adolescentes de entre 14 y 19 años que siguen las clases de forma virtual en distintas provincias de Argentina. Los autores del informe aclararon que no es una muestra representativa, pero que sus resultados van en la misma línea de otros estudios que sí lo son.

Los estudiantes celebran la flexibilidad de horarios que les permite la enseñanza virtual (54%) y la incorporación de nuevos recursos digitales (21%), pero lo que más les cuesta es mantener contacto solo a través de las pantallas con sus compañeros (39%) y con los docentes (22%).

“Siempre se habla de que los chicos viven en las redes sociales y que el contacto virtual es suficiente. Todos los estudios muestran que hay un impacto en su salud mental y que necesitan el contacto con el otro. Más aún en la adolescencia, cuando el vínculo entre pares es constitutivo de la identidad. Se aprende mucho compartiendo el espacio”, dijo Cora Steinberg, especialista en educación de Unicef, en la presentación de la encuesta. “Hasta los más remolones expresan la importancia de volver”, agregó. Solo el 9% de los adolescentes asegura no tener “nada de ganas”.

Una escuela distinta
Unicef trabaja junto al Gobierno para la elaboración de protocolos que permitan una reapertura segura. “Sabemos que se va a regresar a una escuela diferente”, advirtió Steinberg. Según anticipó, los planes contemplan una vuelta escalonada con una modalidad mixta: encuentros presenciales con pequeños grupos rotativos de alumnos y el mantenimiento de las clases a distancia.
El Consejo Federal de Educación aprobó este jueves por unanimidad los nuevos indicadores que regirán para definir la vuelta a las clases presenciales y habilitó a cada provincia a definir la fecha en caso de cumplir con los requisitos. Hasta el momento, solo hay escuelas abiertas en algunas comunidades rurales de las provincias de Formosa, San Luis y La Pampa con nula o muy baja circulación del virus SARS-CoV-2. En otras regiones del país donde se intentó el retorno, como San Juan, Catamarca y Santiago del Estero, se dio marcha atrás cuando comenzaron a aumentar los casos.

Argentina atraviesa en estos momentos el pico de la pandemia. Este miércoles se confirmó el mayor número de contagios diarios hasta la fecha: 16.447. Desde marzo, el total de casos positivos confirmados asciende a 840.915, de los que 22.226 han fallecido.

Debido a la situación epidemiológica actual, los sindicatos docentes rechazan la reapertura de las aulas y piden, en cambio, que el Gobierno mejore la conectividad de aquellos alumnos sin acceso a Internet ni dispositivos tecnológicos.

“Para el regreso a las clases presenciales debe haber unas condiciones de salud que en este momento no existen. Estamos teniendo un crecimiento de casos en la mayoría de provincias, no una baja”, dice por teléfono Sonia Alesso, secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA). Alesso destaca el trabajo realizado por los profesores en estos meses para adaptarse a una nueva modalidad de enseñanza desconocida para ellos, un esfuerzo aplaudido también por casi cuatro de cada diez alumnos entrevistados.

El regreso a las clases ha enfrentado al Gobierno macrista de Buenos Aires con el Ejecutivo nacional, encabezado por el peronista Alberto Fernández. La propuesta del alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, de reabrir las escuelas para aquellos alumnos que no han mantenido vínculo alguno con sus docentes en todo el año fue inicialmente rechazada, así como también la idea de dar clases al aire libre.

Sin embargo, la oposición tajante del Gobierno argentino comenzó a agrietarse días atrás. El ministro de Educación, Nicolás Trotta, declaró el domingo que “no hace falta la vacuna para volver a clases, pero tiene que haber datos objetivos que nos permitan dar pasos seguros”. Dos días después, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, aseguró que los alumnos del último grado de primaria y de secundaria “deberían volver ya a clases”. La autorización oficial llegó este jueves, pero la decisión final está en manos de cada provincia.

El rechazo de parte de la comunidad educativa ha sido visible en las redes sociales y la fachada de algunos colegios. “No están dadas las condiciones sanitarias para volver a las aulas. Necesitamos computadoras e Internet para seguir aprendiendo desde casa”, decía uno de los carteles colgados en la puerta de la escuela Mariano Acha, en el barrio de Villa Ortúzar, en septiembre.

“Conectar para no enfermar. Dispositivos y conectividad para todxs”, se leía en otro. Hoy, en cambio, esos mensajes han sido sustituidos por instrucciones para la inscripción online al curso 2021.

Según datos de Unicef, el 18% de los adolescentes argentinos no cuenta con Internet en su hogar y el 37% no tiene una computadora disponible para realizar trabajos escolares. Esas carencias están provocando un aumento de la brecha educativa, advierte el organismo, pese a las alternativas puestas en marcha en estos meses.

La vuelta a las clases presenciales será difícil sin el respaldo de los influyentes sindicatos docentes. Aún sin conocer la fecha, los estudiantes creen que la pandemia marcará un antes y un después en la educación. El 65% cree que las tecnologías se usarán “mucho más que antes”, mientras que otros confían en que se mantengan algunas prácticas adquiridas en estos meses, como los videos explicativos de los profesores o la posibilidad de tener en línea el contenido de las asignaturas para consultarlo cuando lo necesiten.

Mar Centenera
(Artículo publicado en “El País” de España el pasado 8 de octubre)

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