Alma y sentir del hachero
Alma y sentir del hachero
El hachero cuando llega a viejo,
se atropellan los recuerdos
las cosas que has vivido y
esa vida de obrajero en su cuerpo
se quedó prendido.
El hombre cuando llega a viejo
se le viene a la memoria
el tiempo que ha transcurrido,
en su mirada se ve niño y
comienza a andar con él
los caminos que ha recorrido.
En aquellos tiempos los abuelos,
mate en mano como pa’ pasar el tiempo,
te endilgaban un consejo
como pa’ dir aprendiendo
"no tocar las cosas ajenas",
"respeto por el mayor",
"no deje la buena senda
porque la otra lo lleva al diablo"...
debía portarse bien, entiendo yo.
Mientras estas charlas sucedían
la patrona tiraba un pedazo de carne
en las brasas, al mismo tiempo cocinaba
un guaschalocro
con charquicito molido
era una vieja costumbre
que en estos tiempos se ha perdido.
Al final de la jornada, y por una lógica razón,
se arrimaba al fogón tuita la paisanada,
el mate de mano en mano,
porque es una tradición.
Allí surgen los relatos,
de aquellos que peinan canas.
Pitando un cigarro e’ chala,
como pa’ oxigenar el cerebro,
te cuentan de todo aquello
que le ha pasao en la vida,
son testigos las heridas
que lleva en su corazón.
Otro paisano sin apartarse
de la reunión le sacaba
filo a su hacha con un viejo moldejón.
Todos juntos los paisanos
hachaban sin medir el tiempo
mientras le quede resuello.
Muchos de ellos ya se fueron
buscando el descanso eterno.
En el silencio de la noche te sorprende
un silbido que estremece,
es un alma en pena
pidiéndote que le reces,
al dios de la misericordia
para que su sufrimiento cese.
Pero en los pechos cristianos,
con el rosario en la mano
se hace cruz una oración,
rogando por esa almita
para que Dios le dé su perdón.
Otras veces te sorprende,
el absoluto vacío del silencio
es allí donde te sacude
el polvo de la memoria y…
Empiezan arriar los pensamientos.
El hombre cuando llega a viejo,
pierde lo que ha merecido,
intenta vivir mejor pero
sus sueños ya se han ido.
Se afirma con un bastón como pa’ darle sentido,
a las pocas fuerzas que le quedan
para llegar al destino…
La muerte lo está esperando
en el final del camino.
En mi reflexión yo les digo,
la esposa con los hijos,
le lloran cuando se ha ido,
y yo les pregunto ahora…
¿se acuerdan cuando está vivo?
Cuando camino en esos campos
me imagino que los veo, …
Me topo con un quebracho
que de terco no se ha ido,
me parece que los dos
vamos por el mismo camino,
solo le pido a mi dios,
que la muerte no sea un castigo,
para que mi alma descanse
allá en su paraíso.
Alma y sentir del hachero
es la que llevo conmigo.
Alfredo Jerónimo Brizuela
DNI 6.960.911
De Retiro - Huillapima