Aunque la incidencia en Catamarca del tsunami nacional que se llevó puesto al presidente Mauricio Macri es indudable, el discurso que atribuye la desgracia del radicalismo local a “la mochila” del candidato nacional tiene una inconsistencia que demanda análisis más finos.
Mochila y todo, Macri obtuvo en la primarias, en Catamarca, más votos que cualquiera de los postulantes de la tríada central opositora.
A nivel provincial, escrutado el 91% de las mesas, la fórmula Macri-Pichetto logró 48.196 votos, poco más del 25% del total.
El candidato a gobernador Roberto Gómez obtuvo 46.557, 1.639 menos. Rubén Manzi, candidato a diputado nacional, quedó 2.278 votos debajo, con 45.918. En Capital, el candidato a intendente Flavio Fama sacó unos 2.500 votos menos que Macri.
Quiere decir que hubo una porción del electorado que cortó a los candidatos provinciales. O, para no desperdiciar la gráfica metáfora boinablanca, en esos sectores la mochila fueron Gómez, Manzi y Fama, o bien Macri les hizo de salvavidas en el tsunami.
El desplome de Juntos para el Cambio fue general, en todo el país, pero lo cierto es que en el caso de Catamarca la tracción mayor fue de la boleta presidencial.
Hay excepciones distritales, muy circunscriptas, que muestran el fenómeno inverso. El intendente de Belén Daniel “Telchi” Ríos, por ejemplo, sacó más votos que cualquiera de los otros candidatos, Macri incluido. Con tijera o sin tijera, cada uno hizo lo necesario para “cuidar su rancho”, como dijo el intendente de Ancasti, Rodolfo Santillán.
Discusiones inconducentes a esta altura del desastre, se dirá. Tal vez, pero el caso es que la mochila plúmbea macrista de ningún modo basta para explicar un derrumbe tan pronunciado de la oferta opositora local. Otros elementos jugaron, y entre ellos se destaca la falta de coordinación en la campaña, precisamente, de los tres principales candidatos.
A medida baja la espuma, del entusiasmo en Casa de Gobierno, de la conmoción en las filas de la UCR, aparecen matices interesantes.